
La Expedición Terra Nova enterrados para siempre bajo la Antártida
Muchos de los investigadores británicos acabaron perdiendo la vida cuando exploraban el polo austral. Muchos nunca regresaron, ni como cadáveres ya que rescatarlos resultaba tan complicado que han quedado sepultados bajo capas de hielo.
Las condiciones extremas hacen de la Antártida una región inhóspita en la que no resulta fácil sobrevivir. Solo a lo largo del último siglo el empeño de los británicos en descubrir sus secretos ha dejado alrededor de una treintena de fallecidos.
El caso más famoso es quizás el de la Expedición Terra Nova, el grupo dirigido por el aún más popular capitán Robert Falcon Scott que partió en noviembre de 1910 de Port Chalmers (Nueva Zelanda) con el propósito de estudiar la Antártida y convertir a los británicos en los conquistadores del Polo Sur.
una serie de decisiones desafortunadas y la tremenda dureza y los peligros de la región acabaron convirtiendo la misión en una auténtica tragedia nacional.
Cuando Robert Scott y cuatro de sus hombres llegaron al polo, el 17 de enero de 1912, se encontraron con la peor de las sorpresas: se les había adelantado un equipo noruego dirigido por el explorador Roald Amundsen.
En el el viaje de regreso, la Antártida mostró a los británicos su rostro más extremo. Edgar Evans, debilitado por las heridas y el escorbuto, falleció en febrero; Lawrence Oates, en marzo, cuando decidió abandonar al resto convencido de que les suponía una carga.
La suerte de lo que quedaba del equipo, Edward Wilson, Robertson Bowers y el propio Robert Scott, no sería mucho mejor. Por lo que sabemos gracias a las anotaciones en el diario del capitán, los tres fallecieron el 29 de marzo de 1912.
Los cadáveres de Evans y Oates no se pudieron localizar. El equipo de búsqueda solo pudo hacer una improvisada sepultura bajo la nieve. Un montículo rematado con una cruz.
En enero de 1913 los carpinteros del barco Terra Nova fabricaron otro crucifijo algo más elaborado en homenaje a los fallecidos y lo fijaron en Observation Hill.
Aunque este fue el caso más famoso, no fueron los primeros ni los últimos en ver cómo el Polo Sur se convertía en su cementerio.
Fuente:xataka.com
Fuente imagen: en.wikipedia.org
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