A través del siguiente formulario de contacto puede hacernos llegar todas las dudas que tenga acerca del funcionamiento y actividades que realizamos en Tanatorio As Gándaras. Contestaremos personalmente a cada cuestión que serán publicadas en el diario El Progreso de Lugo y en esta web.
DUDAS RESUELTAS
Últimamente veo a alguna persona que lleva los restos de un familiar incinerado en una joya. ¿Es legal hacer eso? (Pablo Abad)
La medida que las incineraciones se van haciendo más populares también mudan las costumbres de las personas. En este sentido, la cremación abre la puerta a nuevas posibilidades, como la de compartir las cenizas entre varios familiares, y también la de llevar una pequeña parte de ellas en una joya, como una sortija, un collar, una pulsera o un broche, entre otras alternativas.
Este objeto personal suele presentarse con forma de corazón, de cruz o incluso de lágrima, para representar alguna de las emociones más frecuentes que provoca una defunción. De este modo, quien escoge esta opción puede sentir emocionalmente más cerca a su ser querido, lo que en algunos casos puede ser un mecanismo para ayudar en la gestión del duelo.
Además, para evitar el reparo que puede sentir alguna persona a la hora de tener que manipular las cenizas, en nuestro tanatorio ya entregamos estos restos incorporados en el interior de la joya, salvo que el destinatario de este recuerdo prefiera hacerlo por sí mismo para homenajear al fallecido.
¿Pueden hacerse ceremonias de despedida en un tanatorio para personas que van a ser enterradas en un cementerio o son solo para cremaciones? (Raúl Gómez)
De acuerdo con la normativa en vigor, no existe ninguna restricción en cuanto al destino de los cuerpos de las personas para las que se organiza una ceremonia de despedida en un tanatorio.
De este modo, el cadáver puede prepararse tanto para el entierro como para la incineración. En cualquiera de los dos casos, las familias pueden elegir si se lleva a cabo primero el homenaje y luego la sepultura o la cremación del cuerpo, o invertir ese orden.
En este sentido, hace falta desligar el hecho de que se trate de un acto religioso o no del propio destino que vaya a tener el cadáver. Así, la licencia de entierro es un acto reglado que depende bien del Registro Civil o bien del juzgado de guardia, según se trate o no de muertes judiciales. En cualquiera de los dos supuestos y en nuestro compromiso de servicio integral, en Serfuja asesoramos y apoyamos a las familias en la obtención de este permiso, puesto que entendemos que se trata de una cuestión con la que muchas personas no están familiarizadas y que les puede resultar complejo en un momento especialmente difícil como es lo del fallecimiento de un ser querido.
Aunque siempre se solía pensar que hay más fallecimientos por el frío, ¿ha cambiado la situación en los últimos años con las olas de calor? (Ana Ríos)
Como es evidente, cualquier fenómeno climático extremo afecta a la tasa de mortalidad de un determinado lugar. De hecho, en España los cuatro meses en los que se producen más fallecimientos son, por este orden, diciembre y enero por una parte, y julio y agosto por la otra.
Por lo tanto, sí existe una correlación temporal entre la frecuencia de las defunciones y los periodos de temperaturas límite. Así lo avalan las estadísticas de 2021 del Instituto de Salud Carlos III en su sistema de monitorización diaria: este organismo recoge que en lo más duro del invierno pasado se produjeron el 21% de las muertes españolas, mientras que en las semanas más calurosas -julio y agosto- hubo más de un 16%.
Aun así, hace falta tener en cuenta que no todos los fallecimientos de esos cuatro meses se pueden atribuir a factores de temperatura, sino que hay otras causas que también se dan al igual que ocurre el resto del año. De este modo, por ejemplo, las olas de calor del verano solo serían responsables de unas 3.800 muertes, un 24% de las 16.000 que se dieron en 2021 por encima de lo esperado.
La semana pasada escuché en la televisión hablar del duelo congelado, pero no entendí bien a qué se referían. ¿Es algo común? (Pablo Arias)
El duelo congelado es un mecanismo de defensa psicológica de aquellas personas que, después del fallecimiento de un ser querido, pretenden seguir con su vida común, retardando el momento de afrontamento de la muerte. Por lo tanto, es lo que sucede cuándo alguien se niega a aceptar la realidad porque no se ve quien de lidiar con el sufrimiento que conlleva el duelo.
De este modo, lo que hacen es aplazar esa gestión de la pérdida, lo que implica un sobresfuerzo psicológico y una contención emocional que pueden llevar a patologías como ansiedad o estrés, hipersensibilidad, trastornos alimentarios o conductas de adicción o incluso síntomas psicomáticos, como dolores musculares, alergias o cefaleas, entre otras dolencias.
En cuanto a la frecuencia con la que se da, el duelo congelado es más común de lo que se suele creer, ya que, según algunos estudios científicos, llega a experimentarlo el 5% de la población. Lo que hay que tener en cuenta siempre es que es imposible evitar el duelo, por eso hace falta estar alerta si en un primero momento se vive una especie de espejismo, puesto que, tarde o temprano, hay que afrontar la realidad de la defunción.
¿Existe la posibilidad de que los restos de un cuerpo incinerado se distribuyan entre varias personas de una misma familia? (Raúl Blanco)
Se trata de una alternativa cada vez más demandada, especialmente en aquellos casos de madres o padres con varios hijos que no residen en una misma vivienda. Ante una situación de este tipo, lo que suele hacerse es distribuir las cenizas que resultan del proceso de incineración entre tantas pequeñas urnas como personas deseen conservar parte de estos restos. Para esto suele echarse mano de un relicario, una mini urna apropiada para albergar un volumen inferior de cenizas que el que cabe en una urna convencional, cuya capacidad estándar es de tres litros.
En este tipo de supuestos, algunas empresas funerarias entregan las cenizas en una bolsa de plástico sellada para que sea la propia familia quien vacíe el contenido y lo distribuya por ella misma en los diferentes relicarios. Para hacer eso, hace falta cerciorarse de escoger un lugar tranquilo, interior y sin corrientes de aire, e incluso valorar la conveniencia de emplear un pequeño embudo que facilite la tarea.
Mientras, en otras como Serfuja ya entregamos -excepto que nos pidan lo contrario- los restos repartidos en tantos relicarios como sea preciso.
¿Quiénes son los destinatarios de la guía de prevención de suicidios que publicó esta semana su empresa? (Berta García)
Es un manual concebido para todo tipo de públicos, dado que ninguno de nosotros está libre de sufrir de cerca un caso de suicidio. De hecho, según las estadísticas oficiales, en el 2021 hubo una media de una muerte semanal por esta causa en nuestra provincia.
Así, el enfoque divulgativo y didáctico con el que fue elaborado permite que le resulte útil la cualquier persona al incluir señales de alerta para detectar una posible ideación suicida, métodos de prevención más habituales o estereotipos a derribar para acercarse a los suicidios de una manera más neutral de lo que a menudo se hace.
Aunque existe un capítulo específico orientado al personal sanitario por la especial incidencia que tienen las muertes autolíticas en este colectivo profesional, todos los contenidos son de aplicación a cualquiera de nosotros, con independencia de cual sea nuestra profesión, edad o sexo.
Estos días he visto en los medios varios casos en España de familias que, después de una incineración, recibieron unas cenizas que no se correspondían con las de su ser querido. ¿No se puede evitar esto? (Raúl Sánchez)
Para impedir que puedan darse este tipo de errores, en Serfuja hemos activado un triple protocolo de comprobación. En primer lugar, si el fallecido está en un túmulo de nuestros tanatorios, antes de conducirlo al horno crematorio, se le pregunta a la familia si se quiere despedir de él, con lo que ahí ya existe un filtro de control que les da tranquilidad a sus seres queridos.
Posteriormente, tanto en el momento previo a la entrada del cuerpo en el horno como en la propia introducción de él en el mismo, las personas pueden seguir en tiempo real como se hace -bien en una sala contigua o bien a través de una pantalla-, con lo cual no pierden el contacto visual con el cadáver que se está incinerando.
A mayores de todo el anterior, en Serfuja, que es la única empresa de la provincia que tiene dos hornos crematarios, reforzamos los tiempos de separación entre una incineración y otra, para tener siempre la certeza de que no se van a mezclar los restos de una persona con los de la siguiente.
¿Cuando nos fallece un perro o un gato puede darse una sensación similar al duelo por la defunción de una persona? ¿Cómo se aborda? (Pablo López)
Aunque la Organización Mundial de la Salud define el duelo como la pérdida de un familiar o ser amante, con sus consecuencias psico-afectivas, sus manifestaciones exteriores y el proceso psicológico evolutivo derivado de este hecho, lo cierto es que las emociones que se activan luego del fallecimiento de una mascota pueden guardar ciertas similitudes si el vínculo entre lo animal y la persona era muy fuerte.
En estos casos, hay dos diferencias esenciales con respecto al duelo por la muerte de una persona. En primer lugar, hay gente que trata de quitarle trascendencia al fallecimiento, con ideas como “solo era un animal”. Ante esta situación, hace falta mantener la calma y pensar que esa frase puede deberse a que esa persona nunca tuvo una mascota o no experimentó un duelo con esa misma intensidad.
Por otra parte, la posibilidad de reemprazar una mascota por otra tampoco se da, lógicamente, en el caso de las personas. Ante esta opción, lo recomendable es superar el duelo antes de intentar crear vínculos con un nuevo animal.
¿Es verdad que estadísticamente es más probable fallecer el día del cumpleaños que el resto del año? Y, si es cierto, ¿por qué se da esto? (Paula Ferreiro)
Así lo demuestra la investigación ‘La muerte tiene preferencia por los cumpleaños’, publicada en ‘Annals of Epidemiology’ y que fue liderada por un equipo de investigadores de la universidad de Zúrich. Después de analizar las estadísticas de 2,4 millones de personas fallecidas en Suiza entre 1969 y 2008, concluyeron que hay un 14% más de probabilidades de morir el día del cumpleaños.
Las causas difieren entre mujeres y hombres: en el caso de la población femenina el exceso de mortalidad en el momento del aniversario se asocia a enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares que se producen en esa fecha señalada, mientras que entre los hombres ese incremento viene derivado de suicidios y accidentes.
De este modo, los expertos creen que, por una parte, influyen los excesos que se puedan cometer con la comida o el alcohol. Por otra, también contemplan el estrés y la preocupación por hacerse mayor cómo otras de las causas para explicar este aumento anómalo de fallecimientos en comparación con el resto del año.
¿Cuál es la razón por la que este 2022 ve a haber más compra de flores con motivo del Día de Difuntos que se celebra el martes que viene? (Begoña Ruíz)
Como bien señala, las floristerías están teniendo más reservas que otros años, debido fundamentalmente al fin de las restricciones impuestas por la pandemia. Después de que en 2020 y en 2021 había habido fuertes limitaciones en las visitas a cementerios y, en general, a cualquier interacción social como juntarse con la familia, muchas personas quieren aprovechar el Día de Difuntos de este 2022 para rendirles a sus seres queridos el homenaje que no habían podido en los últimos años.
También hay casos de gente que no pudo asistir a los entierros de gente fallecida durante los momentos más duros de la COVID-19, en los que solo se permitían tres acompañantes, y que ahora ve esta oportunidad como el momento para hacer esa despedida.
Entre las flores más compradas para esta ocasión siguen estando los crisantemos, gracias a su resistencia y durabilidad (habitualmente son considerados símbolo de la eternidad), al igual que las rosas (muchas veces combinando rosas blancas y rojas), los claveles y los gladiolos, por citar algunas.
¿Las cajas para cadáveres tienen todas unas mismas dimensiones o las hay de distintos tamaños, como ocurre con la ropa o el calzado? (Raúl Pérez)
Aunque lo más habitual es emplear féretros de tamaño estándar, hay alternativas de otras dimensiones para atender dos circunstancias: dar respuesta a los cuerpos que se alejan de los cánones más habituales y también para las sepulturas con poca capacidad.
De este modo, existen ataúdes con un largo especial para personas que midan más de dos metros; y otros que tienen una anchura mayor para los cadáveres de mayor volumen. Asimismo, también hay cajas para bebés y niños, que permiten acoger desde bebés hasta menores de hasta 1,60 metros de altura, aproximadamente. Estas últimas suelen ser blancas o de tonos claros y, afortunadamente, cada vez se usan menos por la caída en la tasa de mortalidad infantil.
Por otro lado, también se recurre a ataúdes más pequeños en aquellos casos de las sepulturas más antiguas, que habitualmente presentan una capacidad mucho menor. Es una tendencia cada vez más infrecuente y que en la provincia de Lugo parece estar más concentrada en la zona sur.
Recientemente leí un reportaje que explicaba que era posible averiguar la identidad de una persona gracias a lo que comparte en sus redes sociales. ¿Cómo se hace? (Berta Diz)
Aunque los sistemas oficialmente reconocidos para la identificación forense están relacionados con las huellas dactilares, los perfiles de ADN o archivos dentales, lo cierto es que el uso de las redes sociales parece estar a punto de abrir una oportunidad en este campo.
Así lo entiende un grupo de investigación de la Universidad de Granada, que viene de diseñar una técnica que consiste en “cruzar” las imágenes de las redes en las que las personas aparecemos sonriendo con el aspecto que presenta la mandíbula del cadáver. En esta línea, hace falta tener en cuenta, por una parte, que la sonrisa es uno de los gestos más habituales en las plataformas digitales y, de otra, que el perfil de los dientes anteriores -las piezas que quedan a la vista al sonreír o las que no se ven porque faltan- ofrece una información muy rica.
Esta investigación fue desarrollada con la colaboración de la Academia de Ciencias de Breslavia y publicada en el volumen de junio de la revista Forensic Science International por investigadoras cómo Inmaculada Alemán.
El otro día escuché decir que quien escoge la opción de hacer una misa de entierro en un tanatorio no puede enterrar el cuerpo en el cementerio de la parroquia. ¿Es verdad? (Saúl Pereiro)
Es preciso distinguir entre lo que es una ceremonia de despedida a una persona fallecida y un acto reglado, como es el de enterrar un cuerpo. En este sentido, la elección de la iglesia como el lugar en el que se hace la misa tiene un carácter religioso, mientras que el propio acto de enterrar depende únicamente de una cuestión legal.
A este respecto, con independencia de la elección que se haga para el espacio de la ceremonia, el entierro está supeditado a una serie de trámites burocráticos que no dependen de la Iglesia. En concreto, es el Registro o el juzgado quien expide la licencia de enterramiento una vez que se presenta el certificado de defunción.
Además, también puede ocurrir que no se desee hacer ninguna misa de despedida, sino que se prefiera enterrar el cuerpo sin ceremonia previa, algo que es perfectamente posible de acuerdo con la legislación actual. En definitiva, es rotundamente falso que el entierro en un cementerio parroquial esté condicionado a la celebración de una misa o de un rito católico (o de cualquier otra religión).
¿Cuando se escoge la cremación en vez del entierro es necesario adquirir un féretro? (Laura Vázquez)
En contra de lo que mucha gente cree, elegir la incineración como fórmula de despedida no evita que sea necesario disponer igualmente de un féretro. Esto es obligatorio por ley debido a razones sanitarias y también para la exposición del cuerpo, ya que la cremación no se realiza en el momento de llegar el cadáver al tanatorio.
De este modo, la diferencia entre un entierro y una incineración solo se percibe una vez que el cadáver abandona la sala en la que estaba expuesto para ir a uno u otro lugar (cementerio u horno crematorio). Por lo demás, el resto de cuestiones (necesidad de tumba, posibilidad de adornos florales, etc.) son idénticas.
En este sentido, el coste del servicio depende de las necesidades y circunstancias en las que se desarrolla, sin que se pueda concluir que una incineración es, por defecto, más cara o más barata. Lo que sí resulta incuestionable es que la cremación es una tendencia al alza en nuestra cultura, por lo que es importante tener instalaciones con las que dar respuesta a esta demanda, como los dos hornos crematorios de la empresa Serfuja (la única de la provincia que cuenta con este recurso).
Los nichos de mi familia no tienen capacidad para acoger a más personas y tampoco hay opción de compra de otros. ¿Qué me recomienda hacer? (Berta García)
Esta es una pregunta muy frecuente en los últimos tiempos por las limitaciones de espacio en los cementerios gallegos. En situaciones como la suya, mi consejo es recurrir a la exhumación de los restos cadavéricos para su reubicación en otra arca de menor tamaño o bien para su incineración.
En estos casos, el primer paso es solicitar las autorizaciones preceptivas para poder llevar a cabo estos trabajos, que difieren ligeramente según se trate de un cadáver judicial o no. Sea del tipo que sea, la normativa siempre exige, en primer lugar, acercar toda la documentación de la que se disponga, como la fecha y causa del fallecimiento, cementerio y número de sepultura y, si la había habido, la titularidad de la escritura del espacio en el que se encuentre enterrado el cuerpo.
Una vez obtenidos los permisos, que se consiguen tras el pago de unas tasas, hace falta entrar en contacto con el camposanto en cuestión para acordar el momento de realización de estas tareas. Existen empresas, como Serfuja, que hacen un asesoramiento continuado para apoyar a las familias durante estos procesos.
¿Existe la posibilidad de contratar mi entierro para quitarle esa preocupación a mi familia? (Ana Osorio)
Es una opción por la que cada vez nos pregunta más gente, ya que quiere asegurarse de que su última despedida va a ser exactamente como le gustaría. En estos casos, mi recomendación es que se le comuniquen a alguien esas últimas voluntades para asegurarse de que sean respetadas.
De este modo, al margen de dejar contratado o no en vida el servicio con una empresa funeraria, lo más relevante es que quede constancia formal de esa voluntad y, si lo hay, de algún documento en el que se refleje ese acuerdo. En contra de lo que se suele creer, un testamento no es útil para esta cuestión, ya que la decisión de la incineración o el entierro se toma mucho antes de que se haga la lectura de ese documento legal.
Por lo tanto, en este tipo de situaciones en las que alguien tiene muy claro como quiere que sea su último adiós lo más aconsejable es buscar a una persona que le garantice que se vaya a hacer así. En aquellos casos en los que el fallecido tenga un seguro de decesos, hace falta tener en cuenta que siempre se puede elegir la empresa funeraria que desee para la realización del servicio.
El otro día escuché que algunos tanatorios están acogiendo misas de entierro. ¿Qué hay de cierto en eso? (Raúl Sánchez)
Se trata de una opción a la que recurren cada vez más familias para organizar los ritos de despedida de sus seres queridos. El hecho de celebrar la misa en un tanatorio no impide que luego puedan ser igualmente enterrados en el cementerio parroquial: para eso, solo deben contar con la licencia de enterramiento que expide el Registro Civil o el juzgado, en función de las circunstancias del fallecimiento.
Según nuestras estadísticas, en los primeros meses del 2021 uno de cada tres servicios que realizamos en nuestras instalaciones del polígono de As Gándaras y la mitad de los que hicimos en las de Castro Ribeiras de Lea fueron así, con misa en nuestras capillas. En ellas se puede introducir la caja con el cadáver para la despedida gracias al diseño de las dependencias.
En cualquiera caso, hace falta tener en cuenta que se trata siempre de una decisión que toman las familias y que en el caso de la empresa Serfuja no se repercute económicamente sobre ellas. De este modo, el servicio no se encarece por el hecho de que la misa de entierro tenga lugar en uno de nuestros tanatorios.
Estos días he leído en www.elprogreso.es el caso de una mujer que golpeaba su ataud minutos antes de ser enterrada. ¿A que se debe? (Marta García)
Lo primero que hace falta tener en cuenta es la necesidad de que exista un informe médico que certifique oficialmente la muerte. Ese trámite es siempre preceptivo en nuestro país pero, en momentos puntuales, puede haber otros en los que no se cumple, como ese caso de Perú del que habla u otro que se hizo viral también estos días en Shanghái.
Por lo tanto, una vez que los profesionales sanitarios examinan el cadáver y expiden ese documento – conocido cómo ‘exitus’ – el fallecimiento es irreversible. Esto no implica que no puedan darse algunos movimientos involuntarios en los músculos que nos puedan llevar a creer que se produce una vuelta a la vida. Sin embargo, se trata de un procedimiento biológico en el que el sistema nervioso aun sigue en funcionamiento y le envía señales a la médula espiñal, un mecanismo que provoca tirones y espasmos en las extremidades.
Al margen de estos movimientos, las expulsiones involuntarias de orina o excrementos residuales del cuerpo o también los sonidos inesperados producidos por la salida de gases por la tráquea son otras realidades biológicas y fisiológicas que pueden producirse una vez fallecida la persona.
¿Cuándo se comenzaron a hacer las cremaciones? ¿Son más frecuentes que los entierros? (Raúl Diz)
La práctica de la incineración de los cadáveres se remonta a la Edad de Bronce en la actual Grecia, donde creían que al quemar el cuerpo se purificaba su alma y, de este modo, se despojaba de su componente terrenal para llegar más rápido a su destino. Este postulado es lo que mantienen hoy religiones como el hinduísmo, en la que los rituales se llevan a cabo casi inmediatamente después de la muerte.
Durante la civilización romana, esta práctica temabién era un distintivo social, ya que solo las personas con más poder adquisitivo podían ser incineradas de día. Posteriormente, el auge del cristianismo y la creencia en la resurrección fue mermando durante varios siglos la frecuencia de las cremaciones.
Sin embargo, desde la aprobación oficial de las incineraciones por el papa Pablo VI en 1963, las cremaciones fueron cobrando cada vez más fuerza. Aunque, en comparación con los entierros, las estadísticas varían mucho en función del hábitat (rural o urbano) o de la edad de la persona fallecida, cada vez es un servicio más demandado. Por eso, Serfuja es la única empresa de la provincia que cuenta con dos hornos crematorios para poder atender estas necesidades.
Estos días, con el caso de Cristiano Ronaldo, se habla mucho del duelo por la muerte de un bebé. ¿Qué diferencias tiene? (Raúl García)
Las muertes perinatales son las que se producen entre la semana 22 del embarazo (no deben confundirse con los abortos espontáneos que pueden darse en los primeros meses de gestación) y unas semanas después del nacimiento. Según los datos del INE, en Galicia hubo 46 defunciones de este tipo en 2020, ninguna de ellas en la provincia de Lugo.
Aunque la gestión del duelo es siempre individual, existen tres factores diferenciales en estos fallecimientos: por una parte, el tabú social que existe alrededor de estas muertes, que hace que sean frecuentemente silenciadas. Por otro lado, la deslegitimización que suele haber alrededor de esta vivencia, con frases como “puedes tener más hijos” o “aun no habías tenido tiempo de cogerle cariño”.
En tercer lugar, también influye notablemente la cuestión hormonal. En este sentido, el cuerpo de la mujer tiene indicadores contradictorios en las primeras etapas, ya que el afrontamiento de la realidad choca con la generación de prolactina -la hormona producida por la glándula pituitaria responsable de la producción de leche materna.
¿En qué consiste el ‘rigor mortis’ y por qué se usa para conocer detalles a fondo de alguna muerte? (Ana Pazos)
El ‘rigor mortis’ es una condición que adquiere un cuerpo cuando se produce el fallecimiento. Como indica su propio nombre, se trata de la rigidez de los músculos del cadáver, que viene motivada por procedimientos químicos que se inician en el momento de la propia muerte.
En concreto, las células musculares dejan de respirar de forma aeróbica y lo hacen únicamente de manera anaeróbica. Este fenómeno natural provoca que proteínas como la actina o la miosina, que sirven a la contracción muscular, se fundan en un gel que lleva a las fibras musculares a quedar completamente inmóviles.
La existencia de varias fases distintas dentro del ‘rigor mortis’ es un factor que ayuda a establecer tanto la fecha y hora del fallecimiento como la última postura de la persona fallecida. Esta cuestión es relevante, por ejemplo, en las investigaciones judiciales sobre gente que hubiera muerto sin que nadie lo notificara (como un homicidio) para poder estimar cuanto tiempo ha transcurrido desde la defunción y, a partir de esa información, realizar pesquisas sobre las causas o la implicación de otras personas.
¿Cuánto tiempo puede prolongarse el duelo por la pérdida de un familiar? ¿Es el mismo para todas las personas? (Paula García)
No existe una respuesta universal, ya que la intensidad con la que cada uno vive el duelo depende de su propia personalidad, de lo estrecho que había sido el vínculo con quien falleció y también de las circunstancias de la pérdida. Así, no provoca el mismo impacto emocional la pérdida imprevista de un hijo con el que convivimos que la de un familiar al que vemos solo en fechas señaladas.
Otro factor que influye considerablemente es la edad: entre las personas mayores, las reacciones del duelo suelen durar más tiempo a consecuencia de las dificultades de adaptación, la soledad y el temor al futuro.
Pero más importante que el tiempo que cada persona precise para afrontar el duelo es que se vaya apreciando una evolución en él. Así, del shock o parálisis inicial (una etapa habitualmente marcada por la apatía y agitación) se pasa tanto al dolor y alivio (se combina con la resignación) como al resentimiento; y, finalmente, a lo que se conoce como recuerdo, una fase definida por la pena y los recuerdos de los episodios vividos con la persona fallecida.
¿Es cierto que las personas desempleadas tienen más peligro de fallecer de manera prematura? (Raúl Suárez)
Según diversas investigaciones, sí se da una correlación entre la situación de desempleo y el riesgo de muerte prematura. Una de las más conocidas es la publicada por las universidades estadounidenses McGill y Stony Brook, quienes calculan que este peligro se dispara hasta un 63%.
Después de emplear estadísticas de 20 millones de personas en 15 países occidentales durante cuatro décadas, concluyeron que las personas desempleadas tienen un mayor peligro de fallecer de manera anticipada por una doble razón: por una parte, el estrés que les provoca no tener trabajo; y, por otra, el menor cuidado de la salud que se deriva de su estatus socioeconómico. Esta situación se agrava especialmente en el caso de los hombres menores de 50 años, entre los cuáles la mortalidad aumenta cerca de un 80%.
También en España se han desarrollado estudios de este tipo, como el que publicó la consejería de salud catalana en marzo de 2017. En él, acredita que las personas que han agotado el subsidio de paro o viven con la renta mínima de inserción presentan una tasa de mortalidad casi cuatro veces superior a la de la gente que tiene una renta superior a los 100.000 euros.
¿Cuál es el destino de un animal de compañía si su dueño o dueña muere? (Silvia Álvarez)
La Ley 17/2021, de modificación del Código Civil, de la Ley Hipotecaria y de la Ley de Enjuizamiento Civil, incorpora varias novedades sobre el régimen jurídico de los animales, como la de dejar de considerarlos “bienes inmuebles o cosas” para reconocerles su naturaleza de “seres que sienten”.
En esta reforma, que entró a vigor a comienzos del 2022, se incluye un artículo 914 bis del Código Civil en el que se regula explícitamente qué sucederá con las mascotas en el momento de fallecimiento de su persona propietaria. En él, se indica que, a falta de disposición testamentaria sobre el animal, este se le entregaría a los herederos o legatarios que los reclamasen conforme a la ley.
En aquellos supuestos en los que este trámite no se pueda realizar de manera inminente, la mascota pasará a la custodia del centro que tenga encomendada la recogida de animales abandonados hasta que se resuelva todo el procedimiento. Si ninguno de los sucesores quisiera hacerse cargo de él, este órgano podría cedérselo a un tercero; y si, por el contrario, más de uno de ellos reclamara al animal será la autoridad judicial quien decida teniendo en cuenta el bienestar de la mascota.
El otro día escuché que los padres tienen prioridad a la hora de heredar en comparación con el cónyuge de la persona fallecida. ¿Qué hay de cierto? (Raúl García)
Eso es lo que ocurre siempre y cuando no se hubiera preparado un testamento en el que se acreditara documentalmente cuáles son las decisiones de la persona fallecida: si lo hay, la herencia se repartirá conforme a lo que había dejado estipulado.
Pero, en aquellos casos en los que no exista este documento legal, lo que rige es el Código Civil y el Derecho Civil de Galicia, donde se establece que la prioridad en las herencias es para los descendientes, tanto hijos como nietos, sean biológicos o adoptados. En un segundo escalafón se situarían sus ascendentes (esto es, padres o abuelos), mientras que el tercer lugar lo ocupa el cónyuge, por delante de los hermanos y los sobrinos de la persona fallecida.
Por lo tanto, en la práctica esto supone que si un miembro de un matrimonio fallece sin haber preparado el testamento y sin hijos (por lo tanto, descendencia), quienes heredarían en primera instancia serían sus padres, en su condición de ascendentes. Mientras, el cónyuge recibiría solo el usufructo de la mitad de la herencia, lo que se conoce popularmente como la legítima del viudo.
Últimamente he escuchado varios casos de matrimonios en los que los integrantes fallecen con una diferencia de días. ¿Por qué pasa? (Pepe López)
Esta tendencia tiene una explicación bioquímica y psicológica, según diversos estudios científicos, como los del Instituto Nacional de la Salud de los Estados Unidos o el de la revista New England Journal of Medicine. En ellos, las personas expertas atribuyen esta situación al estrés que provoca la pérdida de un apoyo básico en los campos emocional, financiero o social, entre otros campos.
Así, aseguran que el sufrimiento que conlleva el fallecimiento del cónyuge produce un debilitamento del sistema inmunológico, factor que conduce a una intensificación de las enfermedades o achaques previos. En concreto, en una investigación desarrollada con 518.000 matrimonios de 65 a 98 años, se vio que el riesgo de muerte tras la defunción de su pareja aumentaba en un 21% entre los hombres y en un 17% en las mujeres.
Como es lógico, esto también se puede producir fuera de un matrimonio: por ejemplo, entre dos hermanos que lleven toda la vida juntos o, en general, en cualquier tipo de convivencia en la que exista un vínculo muy fuerte entre dos personas.
¿Es norma habitual que un cadáver con COVID-19 deba guardar cuarentena, como le ocurrió a alguno de los marineros del ‘Vila de Pitanxo’? (Raúl Méndez)
Hay que ver la normativa de cada país: en el caso concreto de esos dos marineros, fue una restricción derivada de las limitaciones aprobadas en Perú, que fue quien impuso ese intervalo de tiempo de entre siete y diez días en Canadá para sus ciudadanos. Por el contrario, otros cadáveres de la tripulación sí fueron repatriados a España a pesar de la sospecha, según los testigos de alguno de los familiares de los fallecidos, de tener COVID.
Esto fue posible porque en España no existe ninguna obligatoriedad de cuarentena para personas fallecidas con COVID-19, aunque sí se deben aplicar ciertas particularidades a la hora de tratar este tipo de cadáveres según las recomendaciones de las administraciones públicas competentes. Todas ellas se centran en el trabajo a desempeñar por las empresas del sector fúnebre, como en el uso de bolsas o sudarios específicos para introducir el cuerpo.
Sin embargo, a ojos de la familia o de cualquier ser querido que acuda al velatorio no existe ninguna marca o indicio que les permite saber si el cuerpo tenía coronavirus o no.
Ahora que ya llevamos casi dos años de pandemia, ¿hay algún informe que indique la relación entre la COVID-19 y la esperanza de vida en la provincia? (Paula Ferreiro)
El Instituto Gallego de Estadística viene de publicar los datos provisionales correspondientes al 2020, año en el que llegó la pandemia. En ellos, recoge que la esperanza de vida cayó en la provincia de Lugo hasta los 83,12 años de media, rompiendo la tendencia de incremento progresivo de los cinco años anteriores. Esto supone una diferencia negativa de medio año con respecto a 2019, cuando este valor se situaba en 83,62.
Aunque en la capital de la provincia la brecha es mayor, con un año y medio menos entre 2020 (82,88 años) y 2019 (84,42), en la media provincial los valores de 2020 son los segundos mejores de todo el siglo.
Así, al igual que ocurre en el resto de Galicia, no se puede deducir que en Lugo la COVID-19 haya tenido un impacto especialmente significativo en la esperanza de vida media. De hecho, hay provincias, como la de A Coruña, en las que este valor creció en 2020 al alcanzar los 83,51 años de esperanza de vida, ligeramente por encima de los 83,42 de 2019.
¿A qué se debe que los cuerpos sin vida puedan dar la sensación de estar ligeramente hinchados? (Pablo Ortiz)
Se trata de un proceso natural derivado de lo que se conoce como autolisis, un fenómeno por el cual las células del cuerpo humano se autodestruyen y, por consecuencia de eso, liberan una serie de gases que provocan que el cadáver se hinche.
Dado que se trata de un procedimiento biológico progresivo, cuanto más tiempo transcurra desde el fallecimiento mayor puede llegar a ser esa impresión de hinchazón. Esto significa que puede suceder que en las primeras horas de exposición del cadáver no se perciba este aspecto, aunque, por el contrario, sí lo acabe haciendo en los momentos previos a su exhumación o incineración.
Aun así, la labor del tanatopractor de un tanatorio es crítica para evitar el impacto visual que esto habría podido tener sobre la familia y los seres queridos de la persona fallecida. Así, entre las funciones de un profesional de la tanatopraxia se encuentra la de limpiar y desinfectar el cuerpo para eliminar, en la medida del posible, las bacterias que aceleran esta fase de autolisis, que es la etapa previa a la de la putrefacción.
En el caso de un fallecimiento en un accidente de tráfico, ¿la familia puede escoger una empresa fúnebre o no depende de ella? (Ana García)
Sí, la decisión de la familia es la que debe primar una vez que el cuerpo pasa a depender de ella. Así, lo habitual en un accidente de tráfico es que, en un primer momento, sea el juzgado quien le ordena la recogida del cuerpo a una empresa fúnebre en particular (a la que tiene la concesión para la realización de estos trabajos).
Sin embargo, transcurrido el tiempo que las instancias judiciales precisan para completar los trámites que dependen de ellas -cómo puede ser, por ejemplo, la realización de una autopsia-, el cadáver les es entregado a las familias. Así, los seres queridos pueden decidir con entera libertad qué hacer con el cuerpo (si incinerarlo o enterrarlo), el tipo de rito de despedida que quieren organizar o, por supuesto, que empresa funeraria contratar.
De este modo, con los accidentes de tráfico ocurre lo mismo que con cualquier seguro de decesos: la ley establece claramente que no se puede imponer en ningún caso una empresa funeraria u otra, sino que la elección debe recaer siempre en las familias.
¿Hay alguna evidencia física de que una persona de la familia se encuentre próxima a fallecer? (Paula Ortiz)
Lo primero que hay que saber es que cada persona puede experimentar de diversas maneras lo que se conoce como situación de final de vida. Aun así, hay una serie de signos que suelen ser comunes y que servirían para indicarnos que, probablemente, se esté acercando el momento de su defunción.
Uno de ellos es que duerma más de lo habitual, ya que tiene menos energía por la merma del metabolismo de su cuerpo, lo que se traducirá en una mayor fatiga y cansancio. De una manera paralela, también baja su presión arterial y los latidos del corazón son a menudo irregulares e incluso difíciles de detectar.
Los cambios físicos también pueden incluir fiebre o, en los últimos días, una merma de la temperatura corporal, algo que está provocado porque la circulación sanguínea se dirige hacia los órganos vitales, de manera que es habitual que la piel o las extremidades puedan estar más frías a nuestro tacto.
Muchas veces se producen también problemas respiratorios, pérdida de apetito, manchas en la piel o la inchazón de pies, tobillos y manos, entre otras manifestaciones del cuerpo.
¿La decisión de incinerar o enterrar un cadáver depende solo de la familia o puede estar condicionada por alguien ajeno, como un juez? (Ana García)
Debemos diferenciar entre lo que se conoce como muertes naturales (las que se producen por consecuencia de una enfermedad, bien prolongada en el tiempo o bien sobrevenida) y las no naturales, como un accidente de tráfico, un asesinato o un suicidio.
La consideración que reciban es muy importante para la toma de cualquiera de decisión sobre el cadáver, ya que en los casos de los fallecimientos naturales es la familia quien puede elegir libremente si exhumar o incinerar. Por el contrario, en una defunción no natural el juzgado tiene que autorizar todas las intervenciones que se realicen, desde la cremación hasta la exhumación pasados unos años.
Al margen de esto, también hay que tener en cuenta que el juzgado puede impedir excepcionalmente la incineración en el caso de una muerte natural. Aunque es algo poco frecuente, podría llegar a darse esta situación en caso de que exista alguna denuncia que pudiera requerir en el futuro de la exhumación del cuerpo para realizar alguna prueba, trámite que no podría hacerse sobre un cuerpo incinerado.
Estos días se habla mucho de los suicidios en la provincia de Lugo, ¿pero son realmente un problema? (Raúl Soto)
Desde el momento en el que se trata de un tipo de muerte que es perfectamente evitable, la respuesta es evidente: sí. Un solo fallecimiento por estas causas es un fracaso del conjunto de la sociedad, que no fue quien de darle recursos a esa persona para afrontar su situación y evitar que llegara a ese extremo.
Si ponemos los datos en contexto es más fácil de apreciar: en el 2020 hubo en la provincia de Lugo 45 suicidios. Solo en Soria se dieron proporcionalmente más casos (estas estadísticas suelen calcularse poniendo en relación el número de suicidios por cada 100.000 habitantes), con 14,63 casos por cada 100.000 habitantes, ligeramente por encima de los datos de Lugo (13,72). Esto significa que nuestra provincia tiene un 53% más de suicidios que la media española y alrededor de un 20% más que la media del resto de provincias gallegas.
Por lo tanto, la prevención del suicidio y la protección de la salud mental es una tarea en la que nos debemos comprometer a fondo todas las personas, tanto a nivel particular como colectivo.
Viendo que la familia de una de las niñas fallecidas en el hinchable de Valencia decidió donar sus órganos, quería saber si este trámite se puede hacer en cualquier situación. (Ana Méndez)
La condición fundamental para que puedan donarse órganos es que el cuerpo se encuentre en unas determinadas condiciones que eviten uno deterioro que provocaría que esos componentes no sirvieran para otra persona. Eso puede ocurrir, por ejemplo, por la falta de oxígeno.
Por lo tanto, lo más habitual es que la familia tome esta decisión en los últimos momentos de vida de su ser amado, lo que permite organizar y preparar el trasplante para que la operación sea exitosa. De hecho, en contra de lo que mucha gente cree, en casos como lo de los accidentes de tráfico no siempre es posible realizar este trámite, ya que el tiempo transcurrido entre el propio fallecimiento y la actuación sanitaria impide la intervención.
Desde el punto de vista legal, si una persona está segura de que quiere donar sus órganos, lo más recomendable es que recurra al testamento vital y, además, que le comunique su decisión a la familia para que, llegado el momento, asegurarse de que se respeta su voluntad.
¿Qué ocurre si uno de los hermanos es partidario de desenterrar el cadáver del padre pero el otro no quiere hacerlo? ¿Es necesario que lleguen a un consenso? (Raúl Santos)
Creo que es interesante distinguir entre lo que marca estrictamente la ley y lo que es siempre más recomendable. En concreto, para la realización de una exhumación la normativa requiere dos documentos: por una parte, la titularidad de la escritura del espacio en el que se encuentre enterrado el cuerpo y, por otra, la solicitud para llevar a cabo este trabajo.
Este segundo trámite, que se presenta ante la Consellería de Sanidade siempre que no se trate de cadáveres judiciales (en esos casos, es el juzgado el órgano competente), requiere de la firma de un familiar directo, sin que tenga que venir avalado por todos. Por lo tanto, desde un punto de vista literal, la ley no obliga a ese acuerdo entre hermanos.
Aun así, lo recomendable y también lo más habitual es que exista consenso entre todas las partes implicadas, ya que eso va a permitir una mejor gestión del duelo (al encargar este tipo de trabajos es frecuente que se recuerde más intensamente al difunto) y también va a contribuir al fortalecimiento de las relaciones familiares.
¿Hubo más fallecimientos este año que el anterior en la provincia de Lugo? ¿Cuáles fueron las causas más habituales? (Pablo Abad)
Las últimas estadísticas anuales disponibles son las del 2020, puesto que el informe del INE suele salir en el último trimestre del año. En este sentido, en el ejercicio pasado las muertes en la provincia aumentaron un 6%, muy por debajo del 17,9% que crecieron de media en España.
En concreto, en la provincia de Lugo fallecieron 5.093 personas durante el 2020, lo que supone una media de unas 14 al día. De este total, casi una de cada tres fue por consecuencia de enfermedades del sistema circulatorio. Esta causa también es la más repetida en el resto de España, aunque en menor proporción (en el conjunto del estado este tipo de dolencias suponen un 24,3% de las defunciones, frente al 31,5% que representan en Lugo).
A continuación se sitúan los tumores, que provocaron un 23,1% de los fallecimientos, una estadística ligeramente por encima de la media española (22,8%). Las patologías del sistema respiratorio (9,7%), los trastornos mentales y del comportamiento (8,3%) y las enfermedades digestivas (4,9%) completan las cinco causas más frecuentes de muerte en Lugo.
Un familiar falleció recientemente y tengo miedo de que no se hable de otra cosa en las comidas de estas fiestas. ¿Cómo puedo actuar? (Berta Díaz)
Lo primero que debemos hacer es intentar normalizar la muerte y entender, por duro que suene, que es una etapa más de la vida. Aun así, es normal que afloren más las emociones en unas fechas tan entrañables y habitualmente tan familiares como estas.
Dicho esto, hay que observar si ese familiar que tanto habla del tema tiene alguna otra conducta preocupante, como el pensamiento frecuente de que habría debido fallecer él en lugar de la persona que verdaderamente murió, la aparición de mecanismos de defensa como la negación de la defunción del ser querido o la creencia obsesiva de no ser quien de rehacer su vida.
Estas tres reacciones son síntomas de lo que se conoce como duelo patológico e indican que no está asimilando el fallecimiento de una manera sana. En esos casos, lo más recomendable es buscar ayuda profesional en la psicología para aprender a identificar los sentimientos y, de este modo, poder afrontar la situación hasta alcanzar una recuperación plena. Esto no significa en ningún caso negar el dolor de una pérdida, sino aprender a seguir adelante mejorando la salud emocional.
¿Qué impacto tuvo la pandemia en las costumbres y en las normas de los entierros o las incineraciones? (Belén Rodríguez)
Lo cierto es que a lo largo de estos casi dos años que llevamos ya de pandemia hubo distintas fases, condicionadas por las restricciones en vigor en cada momento. Aun así, diría que hay dos tendencias que fueron una constante: despedidas cada vez más completas y también más personalizadas.
Por una parte, las familias contratan actualmente servicios más completos para que su ser querido tenga una despedida a la altura que merece. Imagino que la causa de eso es la situación sociosanitaria que vivimos y que nos hace tener a todos los sentimientos mucho más a flor de piel. Además, las limitaciones que hubo -y en algún caso aún hay-, tanto de aforo como de muestras de cariño, también hacen que la gente se vuelque aún más en la organización de esa ceremonia.
Por la otra, los servicios son cada vez más personalizados. Frente a la homogeneidad que había antes, ahora atendemos peticiones de lo más diversas. Y, al mismo tiempo, la gente nos demanda cada día más apoyo en cuestiones burocráticas o en aspectos complementarios, como el de la flor, algo para lo cual es fundamental aplicar un concepto integral como el de Serfuja.
Cada vez hay más personas que se declaran no católicas y también más gente de otras culturas. ¿Están los tanatorios preparados para ellas? (Andrea García)
La respuesta a esa pregunta debe darla cada empresa, ya que la posibilidad de contar con unas instalaciones apropiadas y con un equipo humano que pueda asumir esa clase de servicios depende exclusivamente de cada tanatorio.
En el caso concreto de Serfuja, entendemos que la personalización es algo fundamental para un momento tan íntimo y trascendental como el del último adiós. Por eso, tratamos de atender todas las demandas que nos trasladan, siempre dentro de nuestras posibilidades y, por supuesto, con el máximo respeto a quienes prefieren seguir los ritos católicos.
Es por esto por lo que tanto la capilla de nuestro tanatorio de As Gándaras como el de Castro Ribeiras de Lea están preparadas para todo tipo de cultos. Así, la propia distribución de espacios con la que se diseñaron nuestras instalaciones permite que el cadáver se pueda introducir en este lugar de culto, algo con lo que podemos atender las peticiones de todas aquellas familias que desean organizar esta despedida en cualquiera de ellos dos.
¿Es cierto que las entidades financieras tienen derecho a una comisión por dejarme acceder a una herencia? (Raúl Pérez)
Aunque se trata de una práctica muy extendida, el Banco de España la ha declarado ilegal. Así, estipula en varias resoluciones que la información patrimonial de la persona fallecida debe ser gratuita para sus herederos, sin que se pueda imponer ningún cobro ni derivar ningún deber de este trámite.
En esta línea, son ilegales los cobros de entre 90 y 150 euros que aplican algunas entidades bancarias por recuperar el dinero de las cuentas, productos financieros o acciones del difunto. El banco en cuestión tampoco puede obligarnos a contratar con él las gestiones de testamentaría ni a la apertura de una cuenta para poder transferir el dinero de la herencia o al pago de una comisión por la transferencia del dinero, tal como recordó hace unos días el Colegio Oficial de Gestores Administrativos de Galicia.
Según el criterio de este colectivo, existen dos opciones: o nos negamos a pagar o lo hacemos y después reclamamos la devolución del importe delante del defensor del cliente de la entidad o del Banco de España.
¿Es normal que le tengamos miedo a morir o es algo que debamos tratar? ¿Cómo se hace? (Alberto Calvo)
Sentir miedo en alguna ocasión por nuestra muerte o la de algún ser querido es algo común y normal, excepto si se da con una intensidad desproporcionada que limita nuestra vida cotidiana. En estos casos hablaríamos de tanatofobia, un temor injustificado y persistente que suele relacionarse con tres factores: la personalidad y la genética (si nuestros ancestros experimentaron una gran ansiedad delante de un fallecimiento nosotros tendremos más predisposición a sufrirla), la educación y la cultura y también las propias experiencias.
Cuando sintamos manifestaciones en nuestro cuerpo (palpitaciones, temblores, sudoración, sequedad en la boca u opresión en el pecho), en nuestra conducta (insomnio o aislamiento por estas sensaciones) o en los pensamientos (crisis de ansiedad, depresión o altos niveles de hipocondría) puede ser el momento de buscar ayuda entre los y las profesionales.
La realización de actividad física, la relajación, la distracción, la hipnosis o incluso la aplicación de la realidad virtual son algunas de las vías que normalmente se siguen para abordar esta fobia, que le afecta a menos de un 2% de la población.
Esta semana escuché que la COVID-19 se convirtió en la tercera enfermedad que más muertes había provocado el año pasado. ¿Es verdad? (Ana García)
Debemos poner en relación las estadísticas con el ámbito a lo que se refieren. Así, aunque en la media de toda España el coronavirus fue la tercera causa más frecuente de muerte, en la provincia de Lugo no sucedió el mismo.
De este modo, el informe ‘Defunciones según la causa de muerte’ que acaba de publicar el Instituto Nacional de Estadística avala que los fallecimientos derivados de enfermedades infecciosas supusieron en 2020 un 16,4% de todas las defunciones españolas. En concreto, hubo unos 80.800 casos de este tipo, entre los que se encuentran los confirmados en COVID-19 y los sospechosos, según lo que reflejan los partes médicos correspondientes.
Por el contrario, en la provincia de Lugo las muertes por enfermedades infecciosas y parasitarias representaron menos de un 5% del total, ya que solo 235 de las 5.093 inscritas se atribuyeron a este tipo de dolencias. En este sentido, fueron más frecuentes las defunciones por patologías del sistema circulatorio, por tumores, por dolencias del sistema respiratorio, por trastornos mentales o del comportamiento y por enfermedades del sistema digestivo.
El otro día leí en este periódico que el obispo de Ourense decía que las cenizas de una cremación no se podían tener en casa. ¿Es cierto? (Pablo Teijeiro)
Debemos distinguir siempre entre lo que dice la normativa y lo que son preceptos de la religión católica. Es en este doble contexto en el que hace falta interpretar las declaraciones del obispo Leonardo Lemos Montanet.
De este modo, desde la perspectiva legal no existe restricción de ningún tipo sobre el lugar en el que se pueden guardar las cenizas procedentes de una cremación. De hecho, hay familias que las quieren conservar en alguno espacio de especial valor, como el cuarto de la persona fallecida, o bien en su jardín, en una finca de su propiedad o al amparo de un árbol.
No en vano, la legislación autonómica señala explícitamente que las cenizas pueden ser depositadas en una sepultura, columbario, propiedad privada u otro destino compatible con las normas ambientales y sanitarias vigentes, para lo cual se recomienda siempre la utilización de urnas biodegradables.
Por lo tanto, esas palabras han de enmarcarse más en una postura religiosa que en una cuestión de tipo legal.
¿Cuál es la razón por la que los cuerpos normalmente tienen las manos cruzadas cuando se preparan para el velatorio? (Ana García)
La explicación tiene que ver, fundamentalmente, con factores culturales relacionados con la tradición católica y que, por supuesto, varían considerablemente en función de la religión y las creencias de los seres queridos. Así, colocar las manos sobre el torso en posición de rezo evoca una sensación de solemnidad a quién ve el cadáver en un contexto de intimidad como es el del velatorio.
Esta misma razón es la que está detrás de poner un rosario o un crucifijo entre las manos de la persona fallecida, así como un crucifijo en la tapa superior interna del ataúd. En algún caso, es el propio difunto quien elige los símbolos con los que desea ser enterrado.
Aun así, también es posible preparar los cuerpos de manera que los brazos queden de manera paralela al torso. De hecho, lo más frecuente es que sea la familia la que decida una u otra opción, con carácter previo a la intervención de los profesionales de la empresa fúnebre. El objetivo es que la última imagen que guardarán en su memoria de la persona fallecida sea la más apropiada a su pensamiento.
Unos parientes míos perdieron a su hijo por un cáncer detectado en una fase muy avanzada. ¿Cómo se le hace frente a eso? (Pablo Castro)
Lo primero que debemos tener en cuenta es que cada persona experimenta el duelo de una manera específica, algo que ocurre también en una situación sobrevenida. Aun así, desde nuestra experiencia, hay ciertos parámetros que pueden acentuarse por la falta de tiempo para mentalizarse: el shock y la incredulidad habitualmente son más fuertes, al igual que esa sensación de que el fallecido continúa entre nosotros.
De una manera paralela, el sentimiento de la culpa también se puede incrementar por no haberse preocupado más de una vigilancia de la salud que habría ayudado a una detección precoz de la dolencia.
En su guía para hacer frente a la pérdida de un ser amado, la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) establece seis pautas: entender la necesidad de estar en duelo y asumir este proceso como algo natural; expresar y compartir sentimientos para ir asumiendo de manera gradual la realidad; evitar decisiones precipitadas; pedir ayuda cuando sea preciso; descansar para ir recuperando el tono vital; y, finalmente, intentar retomar el ritmo de vida previo al fallecimiento.
El año pasado muchas personas no pudimos acudir al cementerio por las restricciones que había por la pandemia. ¿Cómo será este año? (Ana López)
Al igual que el año pasado, las limitaciones dependerán de la normativa de cada Ayuntamiento. Aun así, la salida de Galicia del estado de emergencia sanitaria la próxima semana hace pronosticar que el Día de Difuntos de este año se asemeje más al de 2019 que el de 2020.
De hecho, son muchas las familias que esperan a esta efeméride para poder recordar a sus personas fallecidas con una visita al cementerio, en la que suelen llevar flores de recuerdo para depositar a un lado de la tumba. La dureza de los tiempos que vivimos hace que mucha gente sienta la necesidad de tener ese pequeño homenaje individual, algo que se percibe aún más en aquellos casos de defunciones durante la pandemia en los que se no se pudo realizar una despedida como las habituales.
Muchas personas optan por hacerse con sus flores para esta ocasión en empresas funerarias que, dentro de su concepto de atención integral, también cuentan con el apoyo de una floristería, como es el caso de Jorbaflor para Serfuja.
Cuando fallece una persona en casa, ¿a quién hay que llamar primero para iniciar los trámites de recogida del cadáver? (Berta Pena)
Para que una empresa funeraria pueda intervenir es preciso que haya un reconocimiento profesional de que esa persona está fallecida. El responsable de emitir ese documento, conocido popularmente como “exitus”, es siempre un médico.
Por lo tanto, esa primera llamada puede ser tanto directamente a los servicios médicos (bien al 061 o bien al PAC) como a la empresa funeraria escogida. En el caso de Serfuja, siguiendo nuestra filosofía de servicio integral, acompañamos a las familias con una explicación pormenorizada de los trámites a realizar desde ese primer momento.
En aquellos casos de personas con seguro de decesos el procedimiento es exactamente el mismo, dado que las familias tienen plena libertad para elegir cuál será la empresa que se ocupe de la realización del servicio. Esto significa que ninguna aseguradora puede imponer una u otra empresa, sino que esta decisión recae exclusivamente el los seres queridos de la persona fallecida.
Siempre tuve la curiosidad de saber si una persona es consciente de que acaba de morir y cómo funciona el cerebro en estos procesos (Raúl Vázquez)
En contra de lo que mucha gente piensa, hay investigaciones que avalan que las personas serían conscientes de su muerte puesto que la corteza cerebral es la última parte del cuerpo en dejar de funcionar.
Así, un estudio llevado a cabo durante cuatro años por científicos de la Escuela de Medicina NYU de Nueva York, entre los que se encuentra el doctor Sam Parnia -director del área de cuidados intensivos-, concluye que la consciencia de una persona fallecida se mantiene en funcionamiento después de que el cuerpo deje de emitir señales de vida.
Para su investigación se basaron en el análisis de pacientes que habían sufrido un paro cardiaco y que, antes de ser reanimados con éxito, habían estado durante un breve tiempo técnicamente muertos (esto es, que su corazón había dejado de latir). Según manifestaron estos enfermos, tenían consciencia de las conversaciones completas y eran conocedores de las cosas que habían acontecido alrededor de ellos.
¿Entre qué franjas de precios se mueve el costo de un entierro? (María López)
El precio de un entierro es una cuestión que depende de muchos factores. El principal es el deseo de la familia de la persona fallecida, que en la mayoría de las ocasiones quiere rendirle un último homenaje a la altura de lo que merece. Desde la perspectiva del duelo, es importante que esta despedida se haga conforme a una decisión meditada, de manera que se evite un arrepentimiento posterior que pueda dificultar la asimilación de la muerte.
Otra cuestión que influye es la cobertura de los seguros. Aunque las aseguradoras nunca pueden decidir cuál es la empresa funeraria que se va a ocupar del cuerpo sin vida (esa decisión es siempre de la familia), sí marcan un límite máximo de gastos conforme a la póliza contratada. Aun así, es frecuente que los seres queridos completen esa cuantía para poder organizar un entierro a la altura que quieran.
Por último, también afecta la voluntad de la persona fallecida. En caso de que hubiera dejado dicho cómo le gustaría que fuera su entierro, respetar su determinación es una manera más de honrarla en ese último adiós.
Siempre escuché que las mascotas son capaces de anticipar la muerte de sus dueños. ¿Es verdad? (Raúl Osorio)
El hecho de que los perros tengan el sentido del olfato mucho más desarrollado que el de los humanos les hace detectar feromonas que les permiten identificar si una persona sufre algún tumor, alguna dolencia o alguna infección. Por lo tanto, más que predecir la muerte, lo que hacen es anticipar que se va a producir debido al olor del cuerpo.
Como es lógico, esto no ocurre en muertes por causas imprevistas, como un accidente de tráfico, sino que se da sobre todo en los días anteriores al fallecimiento de una persona enferma por las hormonas o necromonas, compuestos orgánicos que se secretan en los últimos momentos de vida. Con ellos, de manera involuntaria, se pretende alertar sobre el desenlace inmediato, algo que está estudiado en especies como hormigas o cucarachas.
Una vez detectadas estas feromonas, los perros suelen mostrar conductas inusuales y muy cariñosas, que se traducen en comportamientos como no querer separarse de la persona o manifestar más nerviosismo.
¿En qué se distinguen un testamento y un certificado de últimas voluntades? ¿Son lo mismo? (Jaime García)
Aunque mucha gente los confunde, son cuestiones distintas. Tal como lo define el Ministerio de Justicia, el certificado de actos de últimas voluntades es el documento que acredita si la persona fallecida otorgó testamento y delante de qué Notario. Con esta información, los herederos pueden dirigirse a este profesional y obtener una copia.
Es un trámite preceptivo para la realización de cualquier acto sucesorio y puede llevarse a cabo a partir de los 15 días hábiles posteriores al de la defunción empleando el Modelo 790 y con el pago de una tasa administrativa de 3,82 euros. Por el contrario, el testamento es un acto oficial en el que se recoge la declaración voluntaria que alguien realiza sobre el destino de sus bienes una vez se produzca su muerte.
Con independencia de que los herederos conozcan el contenido del documento, podría existir una versión posterior del testamento sin que ellos lo hubieran sabido. En esos casos, el certificado de últimas voluntades solo le da validez legal a la última propuesta del difunto.
El otro día escuché hablar de la tanatoplastia: ¿para qué sirve? ¿Puede realizarse en todas las situaciones? (Paula Ruíz)
Tal como la define la Ley de Sanidad Mortuoria, la tanatoplastia es el conjunto de prácticas médico-quirúrgicas que se aplican sobre el cadáver para restablecer el aspecto estético así como para extraer prótesis cuya retirada es obligatoria (marcapasos, por ejemplo).
Hace falta distinguirla de la tanatoestética, que se limita a cuestiones estéticas para que el cuerpo presente mejor aspecto; y también de la tanatopraxia, técnica orientada a retrasar o impedir la putrefacción gracias a prácticas de conservación o embalsamamento.
Esa misma ley indica que no se podrán realizar técnicas de tanatoplastia sobre cadáveres clasificados “por causa radiactiva o infecciosa que supongan riesgo sanitario”. Aunque una interpretación estricta de este artículo podría suscitar dudas sobre la posibilidad de aplicar este procedimiento en el cadáver de una persona fallecida por la COVID-19, es responsabilidad de la Xunta de Galicia dar certidumbre a este respecto tanto a los familiares como a las empresas del sector.
¿Es cierto que es obligatorio hacer la declaración de la renta de personas fallecidas? (Raúl Vázquez)
Efectivamente: según la Agencia Tributaria, es un trámite preceptivo siempre que el contribuyente fallecido hubiera obtenido rentas que superen los límites establecidos en el deber de declarar. De hecho, hay muchos casos en los que la altura del año en el que se produce la defunción condiciona los ingresos percibidos y, por lo tanto, determina que se deba realizar o no este procedimiento.
La responsabilidad recae en los herederos, quienes deberán presentar la declaración del fallecido en modalidad individual, sin que el resto de integrantes de la unidad familiar puedan incluir las rentas del difunto.
Es importante tener en cuenta que tanto la Cl@ve PIN como el certificado electrónico quedan inhabilitados en el momento de la muerte, por lo que tendrían que usar el servicio RENØ o bien concertar una cita a nombre de la persona fallecida para confeccionar por teléfono la declaración de la renta.
El martes leí en este periódico que el Ayuntamiento estaba retirando restos de cadáveres del cementerio. ¿Puede tramitarlo también un particular? (Berta García)
Efectivamente: lo más habitual es que sea un particular quien inicia este tipo de procedimientos con los que se libera espacio para acoger a nuevas personas en las sepulturas o nichos. Lo que se hace es retirar los restos cadavéricos, para los cuáles los destinos más frecuentes son el cenicero de la propia sepultura, el acompañamiento al nuevo cuerpo a enterrar o la incineración.
Se trata de un trabajo cada vez más demandado, que requiere siempre de una autorización sanitaria y, en algún caso, también judicial, según las circunstancias en las que se había producido el fallecimiento. Por lo tanto, hay dos etapas diferenciadas: por una parte, la tramitación burocrática; y, por la otra, la recogida de los restos.
En cuanto a los tiempos y los importes, varían considerablemente en función de los propios períodos de la administración y también del estado en el que se encuentre el espacio en el que se va a actuar, ya que este factor va a condicionar mucho el desarrollo de estas tareas.
¿Qué sucede con un perro o con un gato cuando muere su propietario y el animal queda solo? (Aurora Sánchez)
Hay gente que contacta con familiares o personas de su plena confianza para preguntarles si estarían dispuestos a quedarse con su mascota. Lo idóneo sería firmar con ellos un documento de cesión del animal para dejar recogido por escrito ese acuerdo, lo que permitirá que tenga validez al fallecimiento de su dueño.
También es posible incluir esta cuestión en el testamento que se realiza ante notario, de manera que quede oficialmente reflejado en ese documento, en el que también se pueden explorar otras opciones como la cesión a una protectora u otras entidades, previo acuerdo con ellas.
En cuanto a la gestión del vacío que le queda al animal después de la muerte del propietario, lo más recomendable es tratar de mantener su ritmo de vida y el nivel de actividad que tenía anteriormente. Eso implica no solo respetar sus patrones tradicionales, sino dedicarle algo más de tiempo para jugar con él y así paliar síntomas de tristeza como la falta de apetito, la inactividad, la pérdida de peso o demasiadas horas de sueño.
Este lunes leí en este periódico que en el segundo trimestre de 2020 había habido menos fallecimientos que en primavera de 2019. ¿A qué se debe? (Raúl Gómez)
Es cierto que el número de muertes es muy similar entre el año 2020 (1.111) y el año 2019 (tres más, 1.114). En mi opinión, esto puede deberse a tres factores: en primer lugar, la letalidad de la COVID-19 en la provincia es, afortunadamente, más baja de lo que a priori había podido pensarse.
Así, a 30 de junio del año pasado había 28 fallecimientos oficialmente asignados al coronavirus en la provincia. En segundo lugar, las duras restricciones de la movilidad y de las interacciones sociales del confinamiento de la segunda quincena de marzo y de abril también evitaron, por una parte, contagios de otras enfermedades como la gripe; y, por otra, redujeron el riesgo de fallecimiento en accidentes, entre otras cuestiones.
Por último, el uso de la mascarilla -obligatoria desde mediados de mayo, aunque mucha gente ya la empleaba en las semanas previas- también pudo contribuir a impedir que se dieran contagios tanto por coronavirus como por otras dolencias como la gripe.
¿Cuántos días me corresponden y cuándo se puede solicitar un permiso en el trabajo por la muerte de un familiar? (Raúl González)
El epígrafe 3-b) del artículo 37 del Estatuto de los Trabajadores estipula que cualquier persona tendrá derecho a una ausencia retribuida de dos días por el fallecimiento de un pariente de hasta el segundo grado de consanguinidad o afinidad. Este plazo podría prolongarse hasta cuatro días si es preciso hacer un desplazamiento vinculado a la defunción.
Hace falta tener en cuenta que hay convenios colectivos, bien sectoriales o bien de alguna empresa, que amplían este período o bien que introducen alguna mejora al respecto, como podría ser que ese permiso comenzara a contar al día siguiente en lugar del propio día del fallecimiento.
En cuanto a las circunstancias en las que se puede solicitar, este derecho está limitado a la defunción de padres, suegros, hijos y yernos (familiares de primer grado) y abuelos -propios y del cónyuge-, hermanos, cuñados y nietos (todos ellos de segundo grado).
Lo más recomendable es realizar una comunicación por escrito a la empresa para dejar constancia de las razones de la ausencia en el puesto de trabajo.
¿Existe algún riesgo por acudir a un entierro o a un velatorio en la situación actual? (Uxía Ferreiro)
Las restrictivas medidas adoptadas por la Xunta, más duras que las de la mayoría de comunidades, minimizan aún más el riesgo de contagio por COVID-19 en entierros o velatorios, que ya de por sí es muy bajo.
En este sentido, la actividad de los tanatorios como establecimientos públicos debe cumplir con las limitaciones actuales: un aforo máximo de 10 personas por cada sala interior y una ocupación de hasta un tercio en los lugares de culto, como las capillas. Esta última restricción es la misma que se aplica en todo espacio de culto, como iglesias.
En el momento de la despedida o del entierro pueden juntarse un máximo de 25 personas, siempre y cuando esta ceremonia tenga lugar al aire libre.
En todos los casos hay que seguir las directrices habituales de distancia social, uso de la mascarilla o higiene frecuente de manos.
No existe constancia en Lugo de ningún brote o contagio vinculado a entierros o velatorios gracias al escrupuloso respeto de las medidas con el que estamos comprometidos en el sector.
Cuando se acerca una fecha como la de este viernes, se acentúan los recuerdos de quienes perdimos a nuestro padre en los últimos meses. ¿Cómo se afronta?
Hay fechas como el Día del Padre o de la Madre o la Navidad en los que las personas tenemos los sentimientos a flor de piel, algo que se incrementa aún más en el contexto actual de aislamiento por causa de la pandemia.
No existen recetas universales, ya que cada uno gestiona el duelo segundo sus tiempos. A pesar de todo, se recomienda planificar que se va a hacer ese día: ¿sustituimos el almuerzo de 19 de marzo por un plan alternativo como esa caminata que tanto le gustaba a nuestro padre? ¿O bien mantenemos esa celebración admitiendo que él no va a estar presente y aprovechamos para homenajearlo?
Hay quien opta por ir al cementerio, por escribirle una carta de recuerdo o por revisar fotografías de él, entre otras alternativas. Lo más importante es contar con personas de apoyo y normalizar las emociones: no debemos sentirnos culpables si en esta fecha lo echamos especialmente de menos o si lo recordamos con más intensidad que de costumbre.
Aunque una muerte es siempre algo doloroso, cuando le afecta a un niño o un adolescente se hace más dura. ¿Cómo se puede afrontar? (Berta López)
El fallecimiento de una persona joven, al igual que las defunciones imprevistas (cómo, por ejemplo, por consecuencia de un accidente), entra en la categoría de lo que se llama muerte trágica. En estos casos, el impacto sobre la familia es mucho mayor del habitual, por lo que los expertos aconsejan seguir cuatro directrices.
La primera es esforzarse en aceptar la realidad de la pérdida, lo que implica superar la sensación inicial de que lo ocurrido no es cierto o que la persona fallecida va a volver.
En segundo lugar, se presenta la tarea de trabajar las emociones y el sufrimiento ante la pierda: hace falta expresar emociones positivas y negativas y, así, aprender a tolerar el dolor. A continuación, es preciso adaptarse al medio habitual, en el que el fallecido está ausente.
Por último, hay que reubicar emocionalmente al fallecido y continuar viviendo. Esto significa que podemos recordar a esa persona sin una intensidad exagerada y, de este modo, culminar el duelo.
Siempre escuché que la mujer tiene una mayor esperanza de vida que los hombres. ¿A qué se debe? (Raúl Franco)
Según los datos que viene de publicar el Instituto Gallego de Estadística, la esperanza de vida gallega es de 83,82 años en 2019, situándose la media de los hombres en 80,67 años y la de las mujeres en 86,64.
En lo que respeta a la provincia de Lugo, es la primera vez que las luguesas alcanzan los 87 años, mientras que los varones superan los 80 años de media, algo que nunca había ocurrido. Desde el año 2000 la esperanza de vida masculina en Lugo se incrementó en casi cinco años (de los 75,88 a los 80,74), algo menos de lo que creció la de las mujeres (de 82,95 pasó a 87,00).
Entre las causas que explican esta realidad destaca el factor genético, ya que los cromosomas XX de la mujer tienen un mayor número de genes que ayudan a mantener más tiempo con vida un cuerpo si se comparan con los cromosomas XY masculinos. También desde el punto de vista biológico, hay estudios como el de la Universidad John Moores que certifican que el corazón femenino es más resistente que el masculino.
Siempre tuve la duda de si nuestros seres queridos nos escuchan antes de llegar al final. ¿Es cierto que nos oyen a pesar de estar inconscientes? (Saúl Pérez)
Saber si esas últimas palabras a un ser querido en sus últimas horas de vida son escuchadas es una duda bastante frecuente entre la población.
Se trata de un hecho que guarda una íntima relación con el orden en la que desaparecen los sentidos a medida que el cuerpo comienza a apagarse. Una reciente investigación de la Universidad de Columbia Británica, en Cánada, viene de avalar que el último sentido que se pierde antes de la muerte es precisamente lo del oído.
Con la utilización de electroencefalogramas realizados tanto en personas sanas como en individuos que afrontan sus últimas horas de vida, consiguieron determinar que la respuesta eléctrica en el cerebro ante unos estímulos auditivos específicos era similar en ambos los casos.
Con todo, aunque se pudo demostrar que sí se produce una escucha por parte de la persona que está a punto de fallecer, no es posible determinar si realmente es consciente de lo que oye.
El otro día leí en este periódico que la Diócesis va a impulsar un nuevo mecanismo de cobro. ¿En qué nos repercute a las familias de Lugo? (Marta López)
Se trata de una medida impulsada unilateralmente por la Iglesia a la que, por lo tanto, las empresas del sector fúnebre somos ajenas. De este modo, serán las respectivas diócesis las que tienen que rendir cuentas del impacto que pueda tener en la relación entre familias y párrocos.
Nos gustaría que el nuevo sistema no llevara aparejado un incremento en las tarifas que aplica la Iglesia por un entierro, más aún en un momento tan complicado como este en el que todas las personas debemos mostrar, más que nunca, solidaridad y apoyo.
Por otra parte, por lo que ha trasladado públicamente el Obispado parece que este nuevo sistema no va a afectar a cuestiones como la costumbre cada vez más arraigada de que las misas de funeral se celebren en las capillas de los tanatorios a petición de los seres queridos del difunto.
En síntesis, lo deseable sería que esta nueva medida no les repercutiera a las familias de ninguna forma negativa.
¿Qué debe hacer una persona que quiera ser incinerada para que se respete su voluntad? (Raúl Gómez)
La toma de decisión sobre si enterrar o incinerar un cuerpo le corresponde siempre a los familiares de la persona fallecida, que son quienes, llegado el momento, deben autorizar la realización de uno u otro procedimiento.
En este sentido, la mejor garantía para que se cumpla con la preferencia del difunto es que este deje transmitido en vida de modo claro cual de las dos alternativas prefiere a sus personas de contacto más estrechas. Esa circunstancia va a permitir que se eviten discrepancias entre ellas, al tiempo que simplificará la toma de decisión.
En contra de lo que mucha gente piensa, que una u otra fórmula aparezca recogida en el testamento puede no ser una cuestión definitiva, ya que desde el punto de vista legal prevalecerá la determinación que adopten los familiares. A esto se suma que en muchas ocasiones el contenido del testamento no se conoce hasta unos días después de la muerte.
De este modo, la mejor opción es trasladarles esa elección personal a los seres queridos y pedirles que la respeten.
¿Cómo se inicia el procedimiento de exhumación de un cuerpo y qué fases se deben llevar a cabo? (Manuel Ferreiro)
Una vez que se dispone de la información exacta del cadáver (fecha y tipo de fallecimiento, cementerio y el número de sepultura en el que se va a actuar), se inicia el expediente con la autorización firmada por la persona que solicita el procedimiento. Este documento, acompañado de la certificación de defunción correspondiente que en el momento del fallecimiento se había asentado en el Registro Civil, se le presenta a la Consellería de Sanidade para comenzar con el recorrido administrativo de este tipo de trabajos.
La tramitación avanza con la autorización sanitaria de exhumación, que se obtiene tras el preceptivo pago de tasas, y, a continuación, con el contacto con el cementerio en cuestión. A este respecto, hay que tener en cuenta que en aquellos casos en los que se trate de dependencias municipales también habrá que abonar los precios públicos correspondientes.
A partir de este momento, se coordina con la familia el día y la hora para llevar a cabo esta tarea, que el los casos de un cadáver judicial requiere de una autorización adicional por parte del juzgado correspondiente.
¿Existe algún cambio en el sector de los tanatorios a raíz de la entrada en vigor de las nuevas limitaciones? (Iago Ruíz)
No existe ninguna restricción específica como tal para los tanatorios y las empresas fúnebres, dado que se trata de un sector en el que no se ha detectado ningún brote en la provincia de Lugo y dado que, por la naturaleza de su actividad, no es un espacio especialmente susceptible a contagios.
La única consideración específica que se incluye entre las últimas medidas es la limitación de permanencia de personas en lugares de culto, como las capillas de los tanatorios, espacios que no podrán superar el tercio de su capacidad. Además, se recuerda la obligatoriedad de respetar la norma general de mantener esa distancia mínima de seguridad de 1,5 metros entre los asistentes.
Por lo tanto, al margen de las restricciones de movilidad que puedan afectar de manera puntual a cada Ayuntamiento en función de su situación epidemiológica, no se contempla ninguna decisión adicional.
En cualquiera caso, estoy convencido de que podemos seguir contando con la colaboración de las personas que acuden a nuestros tanatorios.
Me gustaría saber cuál es el órgano encargado de expedir la licencia de entierro y si es siempre obligatoria (Paula Ferreiro)
En aquellos casos de muerte natural, es el Registro Civil quien otorga la licencia de entierro o incineración después de que se realice la inscripción de la defunción de la persona en cuestión. Para hacerlo se debe disponer del Certificado Médico de Defunción que avale la muerte, así como de los impresos y documentos correspondientes, que se suelen presentar en el Registro Civil del municipio en cuestión.
Este trámite, que se realiza en el juzgado de guardia en lugar de en el Registro Civil en el supuesto de una muerte no natural, es preceptivo para poderle dar sepultura a un cadáver o para cremalo.
En aquellas entidades con un servicio de asesoramiento integral a los familiares, como Serfuja, lo más frecuente es que sea la propia empresa la que se ocupe de la obtención de esta autorización, con la que ya se puede llevar a cabo el entierro o la cremación, habitualmente en un período de tiempo comprendido entre las 24 y las 48 horas posteriores a la muerte.
¿Es obligatorio realizar el procedimiento de conservación transitoria? ¿Quién decide si hay que hacerlo? (Saúl Ruíz)
A priori, la normativa establece que los cadáveres deben ser enterrados o incinerados en un plazo de entre 24 y 48 horas después del fallecimiento. En aquellos casos en los que se vaya a exceder ese tiempo, es obligatorio aplicar o bien un procedimiento de conservación física (la refrigeración) o bien química (la conocida como conservación temporal transitoria).
Con esta intervención, el cadáver podrá permanecer expuesto hasta 72 horas después de la defunción, mientras que si por cualquier circunstancia se precisara superar ese período sería necesario llevar a cabo un embalsamamento o congelación que asegurara que se mantiene en condiciones mínimas.
Aun así, y con independencia del tiempo que vaya a transcurrir, hay familias que demandan la realización del servicio con el fin de que el aspecto de la persona fallecida mejore notablemente en la exposición. De este modo, la última imagen que tienen de su ser querido es mejor, dado que se evita el impacto de los procesos naturales de descomposición.
¿Hay alguna normativa sobre la ropa que se elige para el acondicionamiento de un cadáver? ¿Puede llevar joyas? (Berta García)
La decisión sobre la vestimenta de la persona que va a ser enterrada o incinerada depende, en exclusiva, de sus familiares. Lo más frecuente es que sean sus seres queridos quienes escojan la ropa que va a llevar puesta o incluso que el propio fallecido hubiera dejado dicho si tenía alguna preferencia al respecto.
Cuando esto no ocurre, las empresas que prestan un servicio integral, como Serfuja, pueden ocuparse también de esta cuestión a petición de las familias, siempre dándoles la opción de escoger entre las distintas alternativas que ponen a su disposición.
En cuanto a las joyas, no existen restricciones de ningún tipo. La ley solo determina que deberán ser retirados aquellos dispositivos que lleven pilas o baterías en su interior como marcapasos, holters o desfibriladores, antes de proceder a un entierro o a una incineración con motivo de evitar el elevado riesgo de contaminación que suponen para el suelo y para impedir que puedan llegar a explotar, respectivamente.
Siempre escuché decir que nuestra provincia es una de las que acumula más suicidios. ¿Es cierto? (Raúl Díaz)
Según la Memoria del Instituto de Medicina Legal de Galicia, en el 2019 se investigaron 254 fallecimientos en la provincia. De este total, 122 se corresponden con muertes violentas, entre las que los suicidios, con 58 procedimientos, representan casi la mitad.
Es cierto que la comparativa con otras áreas sitúa a la de Lugo a la cabeza, ya que estos casos suponen aquí un 47,5% de las muertes violentas investigadas, a una distancia considerable de Pontevedra (33,7%), Vigo (33,5%), Ourense (32,1%), Santiago de Compostela (31,8%), A Coruña (31,4%) y Ferrol (28,1%). El análisis de la evolución muestra que, en los últimos ocho años, el número de suicidios en la provincia de Lugo registró un pico en 2014, con 60 casos; por el contrario, el 2016 fue el ejercicio con menos fallecimientos por esta causa (33).
Así, las estadísticas parecen confirmar que el volumen de estos casos es superior en Lugo, ya que la media gallega se encuentra en un 34% de defunciones por esta razón entre el total de muertes violentas.
Uno de los mitos sobre la muerte es que, justo antes de que se produzca, se ve pasar la vida. ¿Qué hay de cierto? (Diego Abal)
Hay varias investigaciones que defienden que se podría dar un fenómeno de ese tipo, como un estudio de la Universidad de McMaster (Canadá) que analiza la experiencia de quince personas que viajaban en un avión que, en el último momento, consigue evitar estrellarse. Después de vivir media hora de angustia, los pasajeros sintieron que todos sus recuerdos venían a su mente, como una avalancha de imágenes y sensaciones.
Desde un punto de vista científico, esta percepción podría deberse al shock del cerebro al percibir la cercanía de la muerte y que provocaría, entre otros síntomas, la hiperactivación de los mecanismos que regulan la memoria.
Esta circunstancia está avalada en otras especies, con estudios como lo de la Universidad de Michigan que certifican una gran excitación neuronal al agonizar las ratas.
Las llamadas experiencias de revisión de vida, analizadas también por la Universidad de Hadassah, se basan en la alteración de un mecanismo neurocognitivo común compartido de la población general y saludable.
Siempre escuché que las enfermedades circulatorias y los tumores son los factores de muerte más frecuentes en España. ¿Cuál es la realidad en Lugo? (Paula Díaz)
Según el último informe publicado por el Instituto Nacional de Estadística, el patrón de defunciones en Lugo cumple con el mayoritario, ya que las enfermedades del sistema circulatorio son la principal causa de muerte, con 1.577 personas fallecidas por estas dolencias, cifra que representa un 31% del total de las defunciones de 2018.
Por su parte, los tumores se consolidan cómo la segunda causa de muerte en la provincia, aunque estos casos caen ligeramente con respecto al 2017 (de 1.260 pasan a 1.187), una tendencia que también se da entre las enfermedades del sistema circulatorio, en las que el volumen se reduce de las 1.696 muertes de 2017 a las 1.577 del 2018.
Por el contrario, crecen en números absolutos los fallecimientos vinculados a enfermedades del sistema respiratorio (de 616 se incrementan hasta 641), los derivados del sistema nervioso y de los órganos de los sentidos (280 en 2018 frente a los 250 de 2017), los provocados por trastornos mentales y del comportamiento (de 435 crecen a 482) y los debidos al sistema digestivo (evolucionan de 215 a 237).
Con las limitaciones sobre el número de personas que podemos juntarnos tras un fallecimiento, ¿cómo se puede gestionar el duelo? (Daniel Abad)
Lo primero es prestarle atención al autocuidado e intentar asumir este proceso como una etapa más en la vida. Para conseguirlo, los expertos aconsejan equilibrar el duelo buscando tanto afrontamientos y tareas de conexión con el dolor como de desconexión con ella haciendo hincapié en cuatro vertientes.
La primera de ellas es la componente física y somática, en la que incluimos pautas como una buena alimentación e hidratación, una correcta higiene personal y del sueño o una cierta actividad física. Sin este pilar, el resto de aspectos no van a funcionar.
En segundo lugar, la parte emocional- relacional, especialmente relevante en situaciones de aislamiento como a la que nos conduce la COVID-19. Construye círculos de seguridad con esas personas con las que te sientas a gusto y conecta con ellas cuando lo precises. Del mismo modo, dispón de un espacio físico para ti y si necesitas soledad explícaselo a tus convivientes.
Por último, no descuides el ámbito cognitivo-mental (evita las decisiones importantes y redacta objetivos a corto plazo) ni te desentiendas de la parte espiritual.
Me gustaría saber se existe en la actualidad alguna restricción en el número de personas en velatorios y en entierros (Rosa García)
Aunque la situación es cambiante, en el momento de responder la esta pregunta (miércoles 28) no hay limitaciones adicionales en el número de personas que pueden congregarse en un velatorio, en un cementerio o en un lugar de culto.
De este modo, las últimas decisiones del gobierno central y la Xunta de Galicia no añaden más restricciones a las que ya existían y que, en los velatorios, eran de 10 personas para los que se celebren en un espacio interior y de 25 para los que se hagan en un exterior.
En lo que respeta a los lugares de culto, como iglesias o capillas de los tanatorios, no podrán completar más de un 50% de su aforo habitual; mientras que en las ceremonias de despedida al aire libre, como entierros, se pueden juntar hasta 25 personas.
Son medidas que complican un momento ya de por sí difícil, pero nuestro comportamiento individual es clave para poder superar esto. Nuestra experiencia nos dicee que podemos contar con la colaboración de las familias, cuestión que les agradecemos.
Me gustaría saber de donde viene la tradición de llevar flores a los cementerios y también cómo le puede afectar la situación de la COVID-19 (Paula Ríos)
La costumbre de honrar con flores a nuestros seres queridos está datada hace más de 13.000 años en los entierros de la Edad de Piedra de Israel, donde se empleaban para enmascarar el olor de las personas muertas. En la actualidad, aunque los procedimientos químicos con los que son tratados los cadáveres evitan ese impacto olfativo, los crisantemos, los claveles o los gladiolos se emplean como una forma más de homenaje a los familiares o amigos que perdemos.
La situación sociosanitaria que estamos viviendo este 2020 hace que todos tengamos los sentimientos más a flor de piel, por lo que lo previsible es que se mantengan o incluso crezcan las visitas a los cementerios y esos reconocimientos como el de llevar flores a los que tanto echamos de menos.
En este sentido, en el momento actual no existen inconvenientes de ningún tipo para poder continuar con esta tradición.
He escuchado muchas veces que la incineración es más barata que un entierro. ¿Cuánto se puede ahorrar si se elige esa opción? (Saúl Castro)
En contra de lo que mucha gente cree, no se puede decir de manera concluyente que la incineración tenga un coste menor que un entierro, ya que el importe total va a depender de factores como el volumen de flores, el tipo de ceremonia a desarrollar o el número de oferentes que participan en ella, cuestiones comunes a cualquiera de las dos alternativas.
A pesar de eso, es cierto que con la cremación se evitan algunos de los gastos imprescindibles de las sepulturas, como los costes de mantenimiento, apertura y cierre derivados de un entierro o el alquiler de ese espacio. Por el contrario, en el caso de una incineración existen otros conceptos que se deben asumir, como la adquisición de una urna o el propio proceso de cremación.
Uno de los argumentos que suelen usar las personas que defienden que es más barata la incineración es que no hace falta comprar una caja para el cadáver, pero la realidad es que sí es preciso para poder mantenerlo hasta que se lleva a cabo su reducción a cenizas.
Por lo tanto, no se puede cuantificar ese ahorro ni afirmar de manera categórica que la cremación resulte siempre más económica.
Estos días he leído en el periódico que el 80% de los sepultureros del cementerio de Lugo están en cuarentena tras el positivo por covid. ¿Cómo nos repercute a las familias? (Juan Torres)
Lo primero que me gustaría es, en el nombre de Serfuja, enviar nuestro deseo de una pronta recuperación a esta persona que dio positivo por coronavirus, así como nuestro cariño al resto de trabajadores en aislamiento tras el contacto con ella.
En relación a su cuestión, en nuestra empresa hemos llegado a un acuerdo con el Ayuntamiento de Lugo para, mientras no se produce la reincorporación de esos cuatro sepultureros, asumir las labores de entierro en aquellos servicios que los familiares o seres queridos de la persona fallecida nos encarguen a Serfuja. Entendemos que es una situación excepcional en la que, por responsabilidad y compromiso con nuestros vecinos, tenemos que arrimar el hombro.
Como no podía ser de otro modo, nuestro equipo extremará las precaucacións también en este tipo de casos, por lo que los instrumentos de trabajo que emplearemos serán propios de nuestra empresa con el fin de evitar cualquier riesgo de contagio por el contacto con los útiles habituales del cementerio de San Froilán.
Mi padre ha contratado un seguro de vida y nos gustaría saber si, en el momento de su defunción, vamos a poder elegir dónde velarlo (Rosa Ferreiro)
La ley es muy clara a este respeto: los familiares o seres queridos de los asegurados de cualquier compañía tienen derecho a escoger libremente cuál es el tanatorio o la empresa fúnebre que se va a ocupar de la persona fallecida. Por lo tanto, no existe absolutamente ningún condicionante entre la entidad con la que se tiene firmada esa póliza y la funeraria.
De hecho, el artículo 3.1- h de la Ley 2/1997 sobre Servicios Funerarios establece claramente que esta decisión siempre recae en la familia, quien debe elegir con entera libertad y sin coacciones de ningún tipo.
Con los fallecimientos judiciales por accidentes o causas desconocidas ocurre exactamente el mismo: también en estos casos prevalece la opinión de los seres queridos. Es cierto que, en muchas ocasiones, el imprevisto de estas situaciones impide que se tenga la cabeza fría para adoptar este tipo de decisiones. Por eso es tan importante ser conscientes en todo momento de este derecho, que viene reconocido en el artículo 106 quater de la Ley 20/2015, para un momento tan delicado.
Querría saber cuál es el protocolo a seguir en el caso de una defunción por coronavirus y si se puede velar el cuerpo del difunto en casa (Raúl Ríos)
En este momento no hay una legislación que prohíba ni que autorice de manera expresa esa posibilidad. Desde el sector funerario estamos a la espera de que la Xunta de Galicia elabore una normativa en la que indique, de manera explícita, cuáles son los tratamientos que se pueden aplicar en el caso de un fallecimiento por COVID-19 y, entre ellos, si se puede velar o no un cadáver en un domicilio particular.
En cualquiera caso, hay que tener en cuenta la siguiente circunstancia: en el caso de una convivencia o de un trato estrecho con la persona fallecida, es probable que sus familiares puedan ser portadores del coronavirus, aunque no presenten síntomas, por lo que se deberían extremar las precauciones a la hora de tener cualquier tipo de contacto con ellos.
Ante esta situación y el riesgo de contagio que puede suponer, sería conveniente que la administración indicara como proceder para intervenir sobre un cadáver de una persona fallecida por COVID-19 o para velarlo, anteponiendo siempre la salud pública a cualquier otra cuestión.
El otro día leí en este periódico una noticia sobre la cámara de congelación del tanatorio Serfuja de As Gándaras. ¿Este servicio puede contratarlo cualquiera? (Benito Gómez)
Sí, es un recurso que ponemos a la disposición de todas aquellas personas que precisen congelar un cadáver por alguna razón. Es el caso, por ejemplo, de una familia que puede necesitar aplazar un entierro para que lleguen seres queridos de la persona fallecida que se encuentran lejos.
Aunque en esta ocasión se trata de un servicio que se le prestó a un alto funcionario extranjero, como informó Él Progreso, lo cierto es que es una alternativa que puede dar respuesta a las necesidades de los particulares, tanto cuando son ellos quienes demandan directamente esta congelación como cuando es el Juzgado quien lo solicita ante determinadas situaciones, como, por ejemplo, la dificultad de encontrar a la familia de la persona fallecida.
En cualquier caso, es preciso tener en cuenta que la congelación es siempre una solución provisional previa al destino final del cadáver, que, de acuerdo con la legislación vigente en España, tiene que ser siempre el entierro, la incineración o la donación a la ciencia.
Me gustaría saber de dónde viene la tradición de emplear flores para acompañar a los cadáveres (Saúl López)
La utilización de flores y plantas en las tumbas es una costumbre que se remonta a hace unos 13.000 años, ya que se descubrieron sepulcros con salvia, menta y otras hierbas a finales del Paleolítico, cuando se recurría a ellas para neutralizar el olor de los cuerpos en proceso de descomposición.
Aunque en la actualidad ya se aplican técnicas de conservación sobre los cadáveres que impiden un impacto negativo sobre el olfato, esa tradición se mantiene cómo una manifestación más para honrar a la persona fallecida.
Para muchas familias, el uso de flores es una muestra más de respeto y condolencias con la que trasladar un último mensaje de cariño. De hecho, la posibilidad de personalizar las coronas permite elegir aquellas que más le gustaban al difunto o escogerlas según el simbolismo que algunas personas les atribuyen: la rosa como expresión de amor sincero; la margarita como representación de sencillez, inocencia e infancia; o el crisantemo para evocar la longevidad o la eternidad.
¿Cómo afecta la entrada en vigor de la fase 3 a la celebración de entierros y velatorios? (Sabela Ferreiro)
El cambio a la fase 3 en el proceso de desescalada permitirá un mayor volumen de asistentes a entierros y velatorios, en los que podrán llegar a juntarse hasta medio centenar de personas.
En concreto, la participación en la comitiva para el entierro o despedida de la persona fallecida se amplía hasta un máximo de 50 personas. Esta medida permitirá que las familias estén más arropadas que aquellas que tuvieron que afrontar esta difícil situación en los momentos más duros de la pandemia, en los que el número de participantes se restringía a solo tres.
Por su parte, los velatorios, que llegaron a estar suspendidos durante las semanas de mayor pico de contagios, también podrán congregar a más gente: hasta 50 personas en espacios al aire libre y 25 en recintos cerrados. En cualquiera caso, debe guardarse una distancia de dos metros y contar con elementos de protección individuales, como mascarillas, que entregamos a quién no disponga de ellas en nuestros tanatorios de As Gándaras y de Castro Ribeiras de Lea.
Cuando se lleva a cabo la incineración de un cuerpo, ¿qué sucede con elementos como las prótesis o los implantes? ¿Se retiran antes de la cremación? (Ana González)
Al igual que se hace con los cuerpos que van a ser enterrados, los dispositivos inertes (aquellos que no precisan de pilas o baterías), como las prótesis o los implantes, no necesitan ser retirados, puesto que no suponen ningún peligro de explosión durante la combustión del cadáver.
Al contrario de lo que ocurre con los marcapasos, los holters o los desfibriladores, que sí deben de ser extraídos previamente, estos dispositivos inertes se someten igualmente al proceso de incineración, aunque, por su propia composición, no van a quedar reducidos a cenizas.
De hecho, antes de la entrega de los restos a la familia se separan estos elementos de naturaleza artificial, que son almacenados por el tanatorio para su destrucción. Esta medida favorece que el contenido de la urna funeraria presente un aspecto homogéneo y se evita el impacto visual que, en una situación especialmente traumática, supondría encontrar en su interior dispositivos de estas dimensiones.
¿Qué implica en el caso de los entierros y velatorios el cambio de fase? (Luis Martínez)
Con la entrada en vigor de la fase 2 del proceso de desescalada, que comenzó este viernes en los municipios de menos de 10.000 habitantes y que desde mañana se extenderá al resto de la provincia, las restricciones en el número de asistentes a ritos y ceremonias fúnebres continúan reduciéndose.
De este modo, según el BOE que regula esta nueva etapa, en los velatorios podrán juntarse al mismo tiempo hasta 25 personas en espacios al aire libre y 15 en recintos cerrados, como los tanatorios, lo que supone un incremento frente a las limitaciones actuales de 10 y 15, respectivamente.
También se amplía el volumen de participantes en la comitiva para el enterramiento o despedida, que pasa de las 15 a las 25 personas, al igual que los asistentes a lugares de culto hasta completar un máximo del 50% de su aforo.
Lo que sí se mantiene inalterable es la obligatoriedad de guardar una distancia mínima de seguridad de dos metros, así como el uso de elementos de protección individual como mascarillas. En el caso de aquellas personas que acudan a nuestras instalaciones y no dispongan de ellas, en nuestros tanatorios las ponemos su disposición de forma gratuita.
¿Cómo funciona un horno crematorio y de cuántos dispone Serfuja? (Leticia Rodríguez)
La empresa Serfuja es la única de la provincia de Lugo que dispone de dos hornos crematorios, lo que le permite dar respuesta a la demanda cada vez mayor de incineraciones. De hecho, en el área urbana cerca de un 35% de las familias escogen esta fórmula en lugar del entierro.
Estos dispositivos constan de dos cámaras, la de combustión y la de precombustión, en las que el féretro y el cadáver se reducen a cenizas gracias a la aplicación de una temperatura que supera los 800 grados centígrados y que precisa de un proceso que se prolonga unas tres horas y media.
El hecho de que Serfuja cuente con estos dos hornos ha provocado que reciba diversas peticiones de tanatorios de Madrid para que la empresa familiar lucense se ocupara de la cremación de cuerpos por consecuencia de la acumulación de personas fallecidas por coronavirus.
A pesar de contar con los medios técnicos y humanos para poder asumir ese trabajo, Serfuja, por responsabilidad y respeto con las familias, decidió atender solo aquellos casos que habían sido directamente requeridos por los seres queridos del difunto o bien aquellos en los que los familiares hubieran firmado un documento en el que autorizaban explícitamente el tratamiento del cadáver en las instalaciones de la empresa lucense.
¿Cómo va a afectar a los entierros y a los velatorios la entrada en vigor de la fase 1 en el proceso de desescalada? (Josefa Sánchez)
Si no se produce ningún cambio de última hora y si este lunes 11 de mayo se comienzan a aplicar efectivamente en Lugo las medidas previstas para la primera etapa del desconfinamento, cambiarán tres cuestiones.
La primera de ellas es que se autorizan, de nuevo, los velatorios, suspendidos durante el Estado de Alarma para evitar la concentración de gente. A partir de mañana, podrán celebrarse con un máximo de 15 asistentes al aire libre y de 10 en espacios cerrados, como tanatorios. En segundo lugar, las comitivas para el enterramiento o despedida para la cremación del fallecido se amplían de las tres personas actuales hasta las 15. Hace falta tener en cuenta que esto supone un 50% más que las reuniones máximas permitidas en cualquier otra situación.
Por otra parte, se volverán a abrir los lugares de culto (como iglesias), en los que se permitirá un número de asistentes equivalente a un tercio del aforo. Tanto en las comitivas para el enterramiento como en estos espacios habrá que guardar una distancia mínima de seguridad de dos metros.
Viendo que hay sectores que ya están regresando a la actividad, querría saber si hay alguna previsión en relación a los entierros y velatorios (Uxía García)
Lo cierto es que en nuestro sector solo disponemos de la información que nos hacen llegar los medios de comunicación y, por lo tanto, lo que conocemos –por lo menos en el momento de escribir esta respuesta el jueves 30 de abril- es lo que anunció este martes el presidente del gobierno.
Según lo que publicaron los periódicos, los velatorios podrían recuperarse ya en la fase 1, que, si no hay ningún cambio, comenzaría a partir del 11 de mayo, aunque con restricciones en el número de personas y con estrictos protocolos de distancia física y de seguridad. El incremento de gente en los velatorios se prevé para la fase 2 (es decir, del 25 de mayo en adelante) y, por último, para la fase 3 (como pronto a partir del 8 de junio), se contempla la ampliación del volumen de participantes en los funerales.
En cualquier caso, estos plazos se encuentran condicionados a la propia evolución de la pandemia y también a su concreción legal. Aun así, estoy convencido de que, hasta la vuelta a la normalidad, las familias continuarán mostrando la misma comprensión y el mismo respeto de estas últimas semanas.
Estos días he visto en los medios que hay crematorios de aquí realizando incineraciones de personas fallecidas en Madrid por la COVID-19. ¿Es cierto? (Raúl Sánchez)
No es el caso de Serfuja: nosotros no intervenimos sobre ningún cadáver procedente de Madrid cuya causa de fallecimiento fuera (bien confirmada o bien con sospechas) el coronavirus, excepto que exista una petición previa y firmada de la familia para que sea nuestra empresa la que se ocupe de realizar ese servicio. Esto significa que, por norma general, nuestro tanatorio no incinera personas fallecidas en Madrid, con la única excepción de que sean sus seres queridos quienes nos lo demanden directamente.
Aunque es cierto que contamos con todas las medidas de seguridad y protección para poder llevar a cabo trabajos de ese tipo, como efectivamente estamos haciendo con defunciones por esta causa en Lugo, entendemos que la situación que se vive en Madrid requiere adoptar una estrategia particular ante un contexto extraordinario como ese, en el que, según nos ha trasladado alguna persona afectada, parece que está existiendo un gran incertidumbre en relación al tratamiento y al destino de los cadáveres.
Precisamente por la tranquilidad y por el respecto a esas familias, nosotros decidimos que solo incineraremos cuerpos procedentes de Madrid en una de estas dos circunstancias: o bien por imposición legal (autoridades sanitarias o instancias judiciales) o bien siempre y cuando se tramite esa autorización escrita previa de los familiares de la que hablábamos al inicio demandando que sea Serfuja quien se ocupe de esa persona fallecida.
Volviendo a su pregunta, desconozco si otras empresas de Lugo, que forman parte de multinacionales o que tienen una mayor presencia en la capital de España, pueden estar realizando estos servicios para optimizar sus recursos (es decir, si sus instalaciones de Madrid y aledaños están colapsadas pueden estar recurriendo a las delegaciones que tienen en otras provincias y otras comunidades). Es algo sobre lo que no puedo tener certeza.
¿Cómo se afronta la pérdida de un ser querido si están prohibidas las concentraciones de personas? (Raúl Abad)
Las limitaciones excepcionales que impusieron las autoridades sanitarias para evitar los contagios por coronavirus están obligando a las familias a aplazar la celebración de actos sociales de despedida a la persona fallecida. A este respecto, hay que tener en cuenta que, en muchas ocasiones, incluso los familiares se encuentran aislados por prevención, lo que también les impediría poder participar en cualquier ceremonia.
De este modo, lo que se hace ahora es comunicar que se produjo la defunción y proceder al entierro o incineración, con la previsión de que, cuando se permitan las concentraciones de personas, se pueda organizar un acto social de despedida como los que son habituales en nuestra cultura.
Para afrontar mejor el duelo en esta situación, los expertos aconsejan rituales personales (preparar un texto de despedida, escribir un poema o un mensaje, realizar un dibujo o una caja de recuerdos) o sociales a distancia (encuentros virtuales o publicaciones en redes sociales).
Este lunes vi en los medios que el gobierno prohíbe los velatorios durante estos días. ¿Cómo afecta a las familias esta medida? (Pepa Díaz)
Lo primero que hace falta tener en cuenta es que se trata de una situación excepcional y que se limita exclusivamente a los días en los que se mantenga decretado el Estado de Alarma. De este modo, hay que ser conscientes de que esta medida persigue evitar contagios por coronavirus, lo que significa que, en el momento en el que la situación mejore, dejará de estar vigente.
Las empresas del sector sabemos a la perfección que las familias de las personas fallecidas son las principales perjudicadas, ya que, en un momento especialmente duro para ellas, se ven privadas del arropamiento que les podrían dar sus ser queridos. Aun así, tengo que reconocer y agradecer la comprensión que están mostrando nuestros usuarios en relación a las decisiones adoptadas.
Por último, hace falta subrayar que es un acuerdo de obligado cumplimiento para defunciones por cualquiera causa en España (de hecho, probablemente se dictaminase a raíz de la situación más complicada que atraviesan otras comunidades).
Estos días leí en el periódico que ahora está permitido hacer entierros en un plazo inferior a 24 horas. ¿Es obligatoria esta medida? (Raúl Gómez)
La posibilidad de realizar entierros antes de que transcurran 24 horas de un fallecimiento es una de las decisiones que adoptó el Gobierno en esta última semana. A este respecto, hace falta tener en cuenta que las necesidades de tiempo para organizar estos trámites se han reducido por consecuencia de la evolución del coronavirus: por una parte, los familiares suelen tener que permanecer en aislamiento por el riesgo de haberse contagiado con el difunto; y, por la otra, las restricciones en el número máximo de personas que se pueden concentrar en un mismo espacio también lleva, en muchas ocasiones, a posponer el acto social de despedida del fallecido y a ceñirse ahora al proceso de entierro o incineración del cuerpo.
En cualquiera caso, es importante destacar que se trata de una opción voluntaria que refuerza la capacidad de respuesta de las empresas fúnebres ante aquellas peticiones de personas que prefieren adelantar el entierro a esas primeras 24 horas.
Me gustaría saber si hay algún protocolo específico que afecte a los entierros e incineraciones de fallecidos por coronavirus (Beatriz Gómez)
El Ministerio de Sanidad viene de difundir un nuevo procedimiento de intervención para el manejo de cadáveres de personas fallecidas por COVID-19 que incluye varias consideraciones específicas, como la autorización a familiares y amigos despedirse de la persona difunta antes de su traslado, siempre que no establezcan contacto físico con ella.
Una de las principales novedades es la obligatoriedad de introducir el cuerpo en una bolsa impermeable específica para este fin con el objetivo de evitar la fuga de líquidos y secrecións corporales. El cadáver permanecerá en todo momento en esta bolsa sellada y, en caso de que la familia desee un servicio de velatorio, este se realizará con el ataud cerrado.
Otra de las restricciones que se introducen es la de realizar actuaciones de limpieza o tanatopraxia sobre el cuerpo, con el objetivo de reducir las probabilidades de contagio. Aun así, al no estar directamente expuesto al público, el impacto visual derivado de que no se lleven a cabo estos trabajos es inexistente.
Por el contrario, no se establece (cuando menos por ahora) ninguna modificación sobre el destino habitual del cadáver, ya que este puede ser enterrado o incinerado en las condiciones habituales, con las únicas restricciones anteriormente indicadas.
Estas recomendaciones forman parte del protocolo del Ministerio de Sanidad, en el que participaron expertos de la Asociación Española de Anatomía Patológica y el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses. Para este documento siguieron las directrices de la OMS de 2014 para infecciones respiratorias agudas con tendencia epidémica y pandémica.
Me gustaría saber si, a raíz de las medidas impuestas para evitar el contagio del coronavirus, se permite el acceso a los tanatorios (José Bermúdez)
Entre las decisiones de las autoridades para frenar la expansión del COVID-19 se encuentra la restricción del número de personas que pueden estar presentes en una velación o en un funeral, que es de un máximo de 25. Esta limitación se complementa con otra relativa a la tasa de ocupación de un tanatorio, que se fija en un tercio de su capacidad habitual.
A mayores de estas medidas, comunes para todo el sector, en el tanatorio Serfuja también impulsamos otras para reforzar la protección de nuestro equipo y de los familiares y amigos de los fallecidos. En ese sentido, hemos establecido un punto seguro de atención para minimizar el riesgo de contagios, al tiempo que limitamos en la medida del posible el número de personas que acuden a la hora de contratar un servicio.
Además de poner a disposición de todos geles y otros productos para el lavado de manos, también velamos por que se respete la distanciad 1,5 metros entre personas.
Me gustaría saber cuál es el procedimiento que debe seguir cualquier persona en su casa cuando se encuentra con un fallecimiento por causas naturales (Olga Sánchez)
Cuando una persona tiene que hacer frente a una muerte natural en un domicilio el primer paso es llamar al Centro Médico de referencia para que un médico certifique la defunción. Una vez realizado este trámite es cuando se llama a una empresa fúnebre para que gestione todos los pasos a dar a continuación.
En esa línea, hay empresas como Serfuja que ofrecen un servicio integral para la tranquilidad de las familias en un momento tan difícil. Así, una vez que el cadáver cuenta con el certificado médico de defunción, la funeraria ya puede trasladarlo y realizar los trámites posteriores, como son la obtención de un certificado médico oficial de defunción y el asentamiento en el Registro Civil del Ayuntamiento donde ocurrió el fallecimiento.
Por el contrario, si la muerte es traumática, el cadáver pasa a tener la consideración de judicial y, por lo tanto, es el juzgado quien tiene que extender la licencia de enterramiento. De este modo, el cuerpo depende de la autoridad judicial hasta el momento en el que autoriza la entrega a la familia, que es cuando la funeraria, escogida libremente por los ser queridos del difunto, ya se ocupa de él.
Por último, cuando la persona fallecida ha contratado un seguro de decesos, la decisión de la empresa fúnebre depende siempre de los familiares y de los seres queridos, sin que ninguna aseguradora pueda imponer una en concreto.
Me gustaría saber si hay algún momento del año en el que tenga lugar un mayor número de muertes y a qué circunstancias se debe (Rosa Ferreiro)
Diversos estudios señalan que el período en el que se producen más muertes en España es el mes de enero, en el que se registran de promedio un 25% más de fallecimientos que en el resto del año.
Uno de los factores por los que se incrementa notablemente el número de difuntos es a comienzos del año tiene que ver con el pico de la gripe, así como con la repercusión de la brusca caída de las temperaturas sobre las enfermedades respiratorias y circulatorias. Otras investigaciones apuntan también al factor anímico, ya que hay personas a las que les resulta muy difícil el principio de año, sobre todo después de unas fechas entrañables y familiares como la Navidad.
Aun así, hay que tener en cuenta que existen ciertas oscilaciones en función de las particularidades del lugar del que se trate, así como del grado de dureza del invierno, por lo que este patrón puede no repetirse siempre con la misma intensidad.
Tengo curiosidad por saber cuáles son los trámites administrativos que hay que llevar a cabo cuando muere una persona (Luis Sánchez)
Tras el fallecimiento de una persona, los trámites administrativos que hay que atender en la mayoría de los casos son de cuatro tipos: en primer lugar, los derechos y deberes contraídos con la Seguridad Social, como pueden ser todas las gestiones relativas a las pensiones o dar de baja al difunto, entre otras.
Por otra parte, también hace falta resolver las cuestiones derivadas de las herencias y del impuesto de sucesiones, así como reclamar del Catastro que las propiedades del fallecido pasen a figurar a nombre de sus herederos. Son dos procedimientos que requieren gestiones ante órganos diferentes. Finalmente, se debe hacer frente a la tramitación del impuesto de plusvalías en aquellos ayuntamientos en los que existe este tributo.
Para muchos familiares, encargarse de todos estos asuntos puede llegar a resultar muy difícil por el gran desconocimiento que existe al respeto. Por eso, hay tanatorios como lo de Serfuja de As Gándaras que ofrecen un servicio integral, gracias al cual se puede elegir voluntariamente dejar estos trabajos en manos de profesionales especializados, con la confianza, además, de que se trata de personal propio de esta empresa. De este modo, no solo se garantiza un coste menor del que tendría si se contrataran estas gestiones de modo separado, sino que también se evita que los seres queridos tengan que abrir nuevos frentes en un momento tan difícil.
Tengo curiosidad por saber cuál es el procedimiento que seguís para preparar los cuerpos una vez que entran en el tanatorio (Teresa Pérez)
Lo primero que se hace cuando se comienza a trabajar con un cadáver es evaluar el estado en el que se encuentra para trasladarle a la familia que alternativas existen para la exposición pública, que dependen de la situación del cuerpo. En función de eso, la preparación puede incluir tareas de conservación o de embalsamamiento.
Este último proceso consiste en la extracción de aquellos líquidos que favorecen la putrefacción del cadáver y en la introducción de líquidos biocidas que retrasan este fenómeno de descomposición.
En este sentido, el principal elemento que se retira es la sangre a través de una vena, habitualmente de una carótida o de una femoral. Del mismo modo, los líquidos conservadores se inoculan por una arteria, también una carótida o una femoral. Para esto se emplea una bomba de inyección con la que se realiza este procedimiento de relevo.
Esta preparación del cadáver puede llevar entre una hora y media y tres horas, según las condiciones en las que se encuentre. Una vez finalizado el embalsamamiento, que no tiene porqué incluir necesariamente la evisceración (la retirada de las vísceras), se realiza la tanatoplastia en el caso de ser necesaria (extracción de prótesis, marcapaso u otros dispositivos contaminantes), se viste el cuerpo y se llevan a cabo las tareas de tanatoestética para presentarlo en las mejores condiciones.
Me gustaría saber se existe mucha diferencia de precio entre un entierro y una incineración (Félix Liñares)
El coste de cada servicio depende de las circunstancias en las que se desarrolla, por lo que no se puede decir que la incineración sea siempre más barata o más cara que un entierro. Uno de los factores que marca la diferencia es la sepultura: si no se realiza este trámite es cierto que no existen costes de mantenimiento, de apertura y cierre o el propio alquiler de ese espacio, que sí repercuten en el importe de los entierros.
Por el contrario, en las incineraciones existen otros gastos adicionales que no se dan con las sepulturas: por ejemplo, es necesario adquirir una urna, así como asumir el coste del proceso de incineración. Además, en contra de lo que mucha gente cree, en estos casos, igual que en los entierros, también hay que contar con una caja en la que mantener el cadáver hasta su combustión, por lo que no se produce ningún ahorro en ese sentido.
De este modo, lo que va a condicionar el precio final depende más de factores ajenos a la elección del entierro o de la incineración relacionados con cuestiones como el volumen de flores, la ceremonia a desarrollar, el número de oferentes…
Aunque es cierto que la tendencia actual en los ámbitos urbanos apunta a una mayor demanda de incineraciones (por ejemplo, en el área urbana de Lugo un 35% de los servicios ya se corresponden con este tipo de intervenciones), no se puede asociar esa realidad a un factor económico sino más bien cultural.
Hace unos días leí en este periódico que una multinacional de seguros compró Funeraria Fernández y Velatorios Lucenses y me surgió la siguiente duda: ¿puede una aseguradora obligarme a escoger una determinada empresa fúnebre? (David López)
De acuerdo con la ley actualmente en vigor, los asegurados de cualquier compañía tienen derecho a que sus seres queridos escojan libremente el tanatorio o funeraria. Por lo tanto, ninguna aseguradora puede imponer que sea una determinada empresa fúnebre la que se ocupe de un servicio.
De hecho, el artículo 3.1-h de la Ley 2/1997 sobre Servicios Funerarios recoge explícitamente que todas las personas tienen el derecho a poder elegir libremente su empresa funeraria, de manera que la decisión depende siempre en exclusiva de la familia o seres queridos del asegurado.
Algo idéntico acontece en el caso de los fallecimientos judiciales por accidentes o causas desconocidas. También en estos supuestos debe prevalecer la voluntad de la familia, que es quien debe escoger el lugar donde desea despedir a su ser querido. Así lo refleja el artículo 106 quater de la Ley 20/2015, que estipula que “las entidades aseguradoras garantizarán a los asegurados la libertad de elección del prestador del servicio, dentro de los límites y condiciones establecidos en el contrato. En estos casos la entidad aseguradora deberá poner a disposición del asegurado, de forma fácilmente accesible, una relación de prestadores de servicios que garantice una efectiva libertad de elección”.
Hace unos días vi su entrevista en el Luar hablando sobre los espacios en los que esparcir las cenizas de un familiar. ¿Podría tirar una urna al mar? (Berta Losada)
De acuerdo con la normativa actualmente en vigor, existen restricciones a la hora de esparcir las cenizas de un cuerpo en espacios como el mar; por ejemplo, la del material del recipiente en el que se depositan. De este modo, las urnas que contienen las cenizas tienen que ser biodegradables de manera que no acaben flotando y, de esta manera, también se reduce el impacto medioambiental y la contaminación que provocaría el uso de otros materiales como el vidrio.
Por otra parte, hace falta tener en cuenta que aunque la legislación de ámbito nacional establece que el lanzamiento de cenizas al mar o a cualquier otro lugar está considerado como un delito contra el medio ambiente, el marco legal propio de Galicia señala explícitamente que podrán ser depositadas en una sepultura, columbario, propiedad privada u otro destino compatible con las normas ambientales y sanitarias vigentes.
En esa línea, cada vez son más las personas que les piden a sus familiares que, una vez incineradas, esparzan sus restos en algún lugar simbólico para ellas, como puede ser un espacio de su jardín, una finca de su propiedad o mismamente al amparo de un árbol.
Tengo curiosidad por saber si los cuerpos se entierran con dispositivos como los marcapasos o las prótesis (Francisco Vázquez)
De acuerdo con la legislación vigente, los marcapasos, al igual que los holters, los desfibriladores o cualquier otro dispositivo que lleve una pila o batería en su interior, tienen que ser extraídos del cuerpo de la persona fallecida antes de proceder a su entierro o a su incineración.
Las razones para hacerlo son, fundamentalmente, de dos tipos: por una parte, en el caso de los entierros, suponen un elevado riesgo de contaminación para el suelo por su propia naturaleza. Por la otra, también representan un serio peligro en las incineraciones ya que, al estar sometidos a las elevadas temperaturas propias de una cremación, podrían llegar a explotar.
Tras ser retirados, todos estos mecanismos electrónicos son llevados a puntos autorizados para su tratamiento, con la finalidad de asegurarse de que su destrucción se hace conforme a los protocolos establecidos y por una empresa especializada en la materia.
Por el contrario, las prótesis de cadera, los implantes y, en general, los llamados dispositivos inertes (aquellos que no precisan de pilas o de baterías) no tienen que ser retirados tras la muerte ya que no constituyen ninguna amenaza para el medio ambiente ni se da ese peligro de explosión durante la combustión del cuerpo.
Querría saber cuáles son los plazos en los que se puede exhumar un cuerpo y también quién puede tomar esa iniciativa (Adela Gómez)
La exhumación es el procedimiento por el cual se desentierran los restos cadavéricos, un trámite que se realiza bien a petición de la familia (en determinados casos se requiere también autorización judicial) o bien ordenado por el juzgado, cuando se den determinadas circunstancias de índole legal en relación a la persona fallecida.
Entre las razones por las que se solicita una exhumación se encuentra, principalmente, la necesidad de liberar espacio para la ocupación del mismo por uno nuevo cuerpo. En otros casos también se recurre a esta alternativa para que la transmisión de la sepultura a otra persona se haga con el espacio vacío o cuando finaliza el período de concesión administrativa de ocupación.
Con independencia de cual sea el motivo por el que se pide este trabajo, es preceptivo solicitar en todos los casos las pertinentes autorizaciones sanitarias y legales para poder llevarlo a cabo. Existen funerarias, como Serfuja, que, a petición de la familia, se ocupan de realizar íntegramente el procedimiento, para lo cual se requiere también la partida de defunción literal.
En cuanto a los plazos, para el levantamiento de restos cadavéricos han de transcurrir cinco años del fallecimiento, aunque, si es por causa judicial, una exhumación puede llevarse a cabo previamente.
Me gustaría saber con que finalidad se lleva a cabo un embalsamamiento y también si es un trámite obligatorio (Agustín Ferreiro)
El embalsamamiento es un procedimiento que se realiza sobre los cuerpos sin vida con el objetivo de conservar los cadáveres en condiciones idóneas, de manera que se retrasan en el tiempo los fenómenos de putrefacción gracias a la intervención de medios químicos. En ese sentido, para llevar a cabo un tratamiento de este tipo lo que se hace es intercambiar fluidos conservantes por la sangre del cuerpo, normalmente a través de una arteria.
Se trata de un trámite obligatorio desde el punto de vista legal en cinco situaciones: cuando el cadáver va a permanecer más de 72 horas sin enterrar, cuando va a ser velado en lugar público, cuando el entierro se va a realizar fuera de un cementerio, si va a ser trasladado en avión, barco o tren y también si así lo exige la legislación del país de destino.
Al margen de estos casos, hay familias que voluntariamente eligen contratar este servicio para que el cuerpo tenga una mejor presencia desde el punto de vista estético y, de esta manera, favorecer que la última imagen que tienen de esa persona sea más próxima a la que esta presentaba en vida.
Por último, es preciso aclarar que, en contra de lo que mucha gente cree, el embalsamamiento no implica necesariamente la evisceración (es decir, la retirada de las vísceras) del cuerpo.
Tengo curiosidad por saber cuál es el sistema de funcionamiento de un horno crematorio (Álvaro Barreiro)
El horno crematorio es el lugar donde se lleva a cabo la incineración de un cuerpo gracias a las dos cámaras con las que cuenta –la de combustión y la de postcombustión- y en las que el féretro y el cadáver acaban convirtiéndose en cenizas debido a la pirólisis (es decir, la descomposición química de una sustancia compleja como un cuerpo humano en productos más simples por la acción del calor). De hecho, para que se pueda llevar a cabo la combustión la temperatura del horno tiene que superar los 800 grados centígrados.
El proceso en sí mismo consta de tres etapas: la primera es la del calentamiento de las instalaciones hasta conseguir dicha temperatura. Una vez conseguido eso, se introduce el cuerpo para ser incinerado y, finalmente, tiene lugar el enfriamento, con el que se pone punto final a un procedimiento que dura en total unas tres horas y media y en el que lo más difícil de quemar son los huesos debido a su dureza.
Para muchas personas, poder seguir este proceso desde una sala contigua a la del horno crematorio es una manera de rendirle un último adiós a su familiar. En ese sentido, existe la posibilidad de contratar un servicio integral de este tipo en un tanatorio que cuente en sus instalaciones con un horno crematorio propio sin tener que desplazar el cadáver fuera para quemarlo.