Empatía, respeto, responsabilidad y habilidad con las manos, son cualidades necesarias para un tanatopractor
Estos profesionales del trabajo con la muerte lo tienen claro, ven la vida de otra manera, conscientes de que todo puede terminar en un segundo.
Su trabajo es importantísimo, ya que dan la oportunidad a las familias de poder despedirse de un difunto, prepararlo para que la familia pueda verlo “listo para emprender el viaje” y en ese momento tan delicado, es necesario transmitir la serenidad y la confianza que tanto necesitan las familias.
Entre sus cualidades destacan: la empatía, el respeto, la responsabilidad y la habilidad en las manos para realizar bien su trabajo.
Además, el tanatopractor debe ser una persona fuerte psicológicamente, ya que en alguna ocasión tendrá que preparar el cuerpo de una persona joven o de un bebé, entonces el único consuelo para el tanatopractor será presentar al ser querido de forma que sirva a los familiares para sobrellevar mejor su dolor.
Deben conocer las nuevas técnicas, los nuevos productos y las nuevas formas que mejoran su trabajo, sin perder de vista el nivel cultural, el grado de desarrollo social y inquietudes de cada comunidad. Se trata de un trabajo casi de psicología, que obliga a entender y comprender las circunstancias de cada familia, siendo capaces de empatizar y gestionar eficazmente los sentimientos que genera la muerte.
Los tanatopractores, a la vez que preparan el cadáver, son conscientes de la necesidad de que el cadáver resulte “agradable” a los familiares, que motivados por la idea de la continuidad de una vida eterna, necesitan que el cuerpo de su familiar se conserve.
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