El pueblo que no temía a la muerte
Los samurái son los guerreros que no temían a la muerte y que tenían como lema “la muerte es una puerta para una vida muy digna”. Era una casta libre, respetados, intocables y temidos.
Sus funerales estaban cargados de respeto y honor. Tenían como código de conducta “Camino del guerrero” con principios como: justicia, coraje, benevolencia, respeto, honestidad, lealtad y honor; si por cualquier motivo no eran capaces de cumplirlos, sólo tenían una salida “acabar con su vida en un ritual denominado “Seppuku” o Harakiri (forma vulgar y grotesca de llamarlo).
Los samuráis consideraban la muerte como un asunto de honor, en donde la muerte por vejez o por causas naturales no eran deseables, compartían la creencia de los antiguos griegos “una muerte noble, temprana y violenta era un signo de predilección de los dioses”.
Contrario a lo que la gente cree en el Seppuku, las personas no se suicidan, sino que se infringían una herida fatal. Se cometía en un jardín o un templo budista y el participante se viste de blanco para simbolizar la pureza. Previamente a cometer seppuku se bebía sake y se componía un último poema de despedida.
Esta práctica se prohibió en Japón en 1873, aunque se han documentado decenas de casos de personas que han realizado el seppuku voluntario.