
Jóvenes para siempre, cada vez más cerca
A medida que uno se hace viejo se ganan muchas cosas, pero se pierden muchas otras: los huesos se vuelven más frágiles, los corazones fallan, el sistema nervioso empieza a presentar problemas y las mismas células empiezan a sufrirlos. Todos estos problemas son la antesala de la muerte.
La ciencia actual lo tiene claro, cada vez son más los investigadores dedicados a curar la vejez como si fuera una enfermedad más.
Uno de estos investigadores es el español Juan Carlos Izpisúa, que acaba de dar un paso clave para conseguirlo.
Todo comienza en 2016 cuando el equipo internacional de Izpisúa logra revertir el envejecimiento de ratones con progeria (una enfermedad que provoca envejecimiento prematuro). Es más, como parte de la misma investigación, consiguieron reducir los efectos de la edad en los órganos de roedores sanos.
Esto fue un hito importantísimo, pero quedaba una duda: si el proceso era seguro y eficaz a medio-largo plazo.
Después de este estudio inicial, fueron muchos los laboratorios en todo el mundo que han utilizado el mismo enfoque para demostrar la mejora en la regeneración de diferentes tejidos en ratones y el rejuvenecimiento de las células humanas.
Estos años no ha parado la evolución de las técnicas además de abordar las repercusiones relacionadas con el envejecimiento. Los nuevos enfoques proporcionan herramientas para restaurar la salud de los tejidos y el organismo, mejorando la función y la capacidad de recuperación de las células en diferentes situaciones de enfermedad, como las patologías neurodegenerativas.
Un nuevo estudio del equipo consistió en aplicar su terapia de rejuvenecimiento celular en animales sanos a medida que envejecían. “Nuestro objetivo fue establecer que el uso de estas técnicas durante un período de tiempo más largo es seguro y, de hecho, no observamos ningún efecto negativo en la salud, el comportamiento o el peso corporal de estos animales”
El resultado fue que los investigadores no encontraron ni alteraciones en las células sanguíneas, ni cambios neurológicos en los ratones que habían recibido estos factores. Tampoco encontraron cánceres en ninguno de los grupos de roedores tratados con la técnica. Y, por si fuera poco, una vez terminado el tratamiento, parecían más jóvenes.
Fuente:xataka.com
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