Cambiar el modo en el que morimos, tener una buena muerte (II)
Continuar con el tema del último post en el que hablábamos de cambiar el modo en el que morimos, Miller afirma que lo importante es que el sistema entienda la distinción entre el dolor necesario y el innecesario.
En diferentes investigaciones, se demuestra que lo más importante para una persona próxima a su fin es la comodidad, sentirse aliviado y no resultar una carga para aquellos a los que ama.
Es decir, el primer punto fundamental de cara a afrontar el final de la vida de una manera distinta, “nuestro rol como cuidadores es aliviar el sufrimiento, no añadir más”.
Es imprescindible atender a las señales primitivas y sensoriales que cuentan aquello para lo que no tenemos palabras y que son válidas tanto para la persona más consciente como para la afectada por la más seria demencia: “Mientras nos queden los sentidos , aunque solo sea uno, tenemos la posibilidad de llegar hasta aquello que nos hace sentir humanos y conectados”.
La lección que se extrae es sencilla: consiste en disfrutar de este mundo, es aquí donde el cuidado se vuelve creativo e incluso divertido, aprendamos a vivir bien no a pesar de la muerte, sino precisamente por ella, dejemos que la muerte nos lleve, no la falta de imaginación.
Fuente: elconfidencial.com