Los cadáveres a los que les late el corazón
Sus cuerpos funcionan, su tacto es cálido, no se descomponen y sus heridas se curan, pero según las definiciones legales y médicas de estos pacientes están indiscutiblemente muertos.
Estos cuerpos con muerte cerebral pero con órganos funcionales ocasiones nono costos astronómicos.
En el año 1846, la Academia de Ciencias de París organizó un concurso para prevenir entierros prematuros. El ganador resulto ser Eugène Bouchut que calculó que si un corazón dejaba de latir seguramente estaría muerta. Usando el estetoscopio recién inventado “si no se escuchaba nada durante dos minutos, el cuerpo podría ser enterrado con seguridad”.
De esa forma la definición de Bouchut “muerte clínica” quedé establecida. Pero un descubrimiento fortuito en las década de 1920 vino a confundir un poco las cosas. Un ingeniero eléctrico se preguntaba si sería posible que las personas que mueren después de sufrir una electrocución, traerlas de nuevo a la vida con el voltaje adecuado.
Continuó con sus estudios y dedicó los siguientes 50 años a encontrar una manera de hacer eso posible, lo que llevó a la invención del desfibrilador.
Esta fue la primera de las nuevas técnicas revolucionarias en lo que a cuidados se refiere, entre las que se incluían ventiladores mecánicos, tubos de alimentación, máquinas de diálisis o catéteres. Podías carecer de cierta funciones de tu cuerpo y estar vivo.
El golpe final lo dio la invención del EEG, que servía para ver la actividad cerebral. En los años 50, los médicos comprobaron que muchos pacientes comatosos, carecían de actividad cerebral. Acababan de descubrir los “cadáveres de corazón latiente”, es decir personas cuyo cuerpo está vivo pero su cerebro está muerto.
Fuente: www.bbc.com