¿Qué pasaría si tuvieras que conseguir la penicilina de contrabando?
Fue en 1944, al regreso de un viaje a Santander cuando el médico Carlos Jiménez Díaz comenzó con los síntomas claros de una neumonía neumocócica.
En los siguientes días no hubo mejorías, y los esfuerzos de sus discípulos no conseguían resultados. Las sulfamidas no hacían el efecto deseado y solo quedaba la opción de ir al Bar Chicote, en el 12 de la Gran Vía madrileña, para conseguir de estraperlo la penicilina, el medicamento que acababa de llegar a España el 10 de marzo de ese mismo año y del que hablaban maravillas.
Y es que la distribución de la penicilina no se normalizó hasta el final de la guerra, y para conseguir el medicamento era necesario acudir al mercado negro. En muchas ocasiones cuando llegaba a los hospitales era ya demasiado tarde.
Finalmente el doctor Jiménez Díaz se salvó y vivió muchos años más. Los suficientes para crear la Fundación que lleva su nombre y ver cómo la penicilina llegaba a la práctica clínica.
Sin duda, fue su caso el que gracias a la prensa del momento el que contribuyó de manera decisiva a ayudar a la gran popularidad del fármaco que cambió el mundo.
Fuente: xataka.com
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