Toraja, una forma diferente de enterrar
Su civilización creció en el corazón de la isla de Sulawesi, en mitad del Océano Pacífico. Esta región es una de las más inestables del planeta, terremotos, tsunamis y erupciones están a la orden del día. Tal ves por ese motivo, a fin de calmar la ira de los dioses, las culturas que se han asentado en estas islas han creado un corpus místico sin paragón, tan propio que les mantiene atados de por vida.
Este pueblo está formado en la actualidad por unas seiscientas cincuenta mil personas que se reparte por los bosques del centro de Sulawesi y aproximadamente unos seis millones en el mundo, que están unidos por su sentimiento religioso a su pueblo, a sus tradiciones milenarias, de tal forma que cuando un miembro del clan fallece, los familiares hacen la posible para que su cuerpo regrese al país de sus ancestros para que de este modo reciba los honores acordes a su tradición.
Una tradición un poco “especial”. Cuando el fallecido es colocado en un lugar prominente de su hogar, sobre una mesa con una serie de canales a los lados, y poco después del deceso es atravesado por unas cañas de bambú cuya función es la de vaciar el cuerpo de fluidos, a fin de retrasar el proceso natural de descomposición. Este proceso puede prolongarse durante varios días, en los que los familiares se lanzan a la desesperada labor de conseguir la mayor cantidad económica posible, primero para invitar a cuantos deseen acudir al funeral a una gran fiesta, y después, en honor al muerto, sacrificar el mayor número de búfalos para que de ese modo se facilite el paso del difunto al otro mundo.
En estos grandes entierros se han llegado a sacrificar más de 500 búfalos, convirtiendo el lugar de sacrificio en un auténtico mar de sangre.
Fuente: espaciomisterio.com
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