
¿Sabemos realmente lo que nos pasa?
En la medicina moderna uno de sus pilares más importantes es la capacidad del paciente de tomar libremente decisiones. Pero para eso en necesario disponer de toda la información posible, entenderla y poder consultar con el médico cualquier duda.
Sin embargo, en un reportaje publicado en The New York Times sobre el tema, no siempre es así. Es posible que en muy pocas ocasiones sea así.
En el artículo se cita una investigación que pone de manifiesto que el tiempo que les queda de vida a los pacientes de cáncer es un tema que muy pocas veces se discute. Solo el 5% de los pacientes (de una muestra de 178), cuyo pronóstico era inferior a los seis meses de vida, conocían completamente todos los aspectos de su enfermedad, entre lo que se encontraban cuestiones como si sabían que su enfermedad era incurable. El 10% señalaba que habían discutido recientemente el tema con sus médicos, el 38% que lo habían hecho en todas las etapas… pero un 38% señalaba que nunca había hablado del pronóstico con el doctor.
Hay otras investigaciones que ponen de manifiesto que, en momentos críticos de nuestra vida, tendemos a deformar la realidad para buscar esperanza, aun a costa de tomar malas decisiones. Según un estudio publicado por la revista Critical Care Medicine, menos del 2% de los familiares confían plenamente en lo que los médicos cuentan sobre la salud de sus familiares. El círculo íntimo tiende a dar importancia al carácter del enfermo y a su deseo de vivir, a su pasado y su capacidad para salir adelante en los malos momentos, a cualquier cosa que proporcione un poco de esperanza, aún a riesgo de infravalorar el riesgo que sufre el enfermo.
La presión que los familiares de los pacientes ejercen en los médicos para alargar su vida no les beneficia, hasta un tercio de pacientes reciben durante las últimas etapas de su vida alguno de estos tratamientos. Respiración asistida, alimentación por sonda, cirugías de emergencia, resucitación cardiopulmonar, transfusiones de sangre, diálisis…, al no aceptar el pronóstico del médico, provocando un mayor sufrimiento del enfermo.
Fuente:elconfidencial.com
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